jueves, 9 de mayo de 2013

¿Habéis despertado alguna vez al lado de alguien?
Muchas veces he dormido acompañada. A veces por amigos, familia, incluso por distintas parejas; pero es complicado encontrar a alguien con quien no te sientas incómodo al despertar.
Mis partes favoritas de las noches a dos son cuando logro acurrucarme y dejar que me coma el sueño y los momentos en que despertamos a la vez para darnos un beso. Nunca me había sentido tan feliz como la primera vez que sentí cómo me besaban mientras dormía.
Tengo la suerte de dormir con alguien que habla en sueños. De vez en cuando susurra en idiomas desconocidos o sigue conversaciones que ha tenido durante el día, pero una vez, mientras temblaba de pies a cabeza, dijo mi nombre. Parecía sentir tanta angustia que me aferré a sus costillas como si tuviera que protegerlo con mi vida y, entonces, su cuerpo se destensó y pareció esbozar una sonrisa. Recuerdo pensar: "qué increíble eres" y él pareció asentir apretando mi mano contra su pecho.
Calor.
Me siento tan afortunada que a veces lloro mientras le siento a mi espalda, respirando tranquilo.
Puede ir mal o bien, que siempre está sonriendo como un niño, estirando los dedos para rozarme aunque sea mínimamente...no sabéis cuánto me cuesta seguir adelante si no me toca.
Cuando abre los ojos, suele apoyarse instintivamente en mi pecho y menear de un lado a otro la cabeza, buscando su hueco. Le acaricio despacio y le doy los buenos días. Levanta la cabeza y ya sonríe: "buenos días, princesa"; todos los días, cada mañana.
Me gusta pasar las mañanas despertando y durmiendo y abrazados, intercambiar caricias y despegarnos solo para ir a preparar el almuerzo. Me quito el pijama y me sigue, aprovechando la leve desnudez para pasear rápido las yemas.
Juro que me casaría con él mañana.
Escribo desde nuestra cama, cuando ya se ha ido y soy toda ganas.
Te echo de menos, joder.