viernes, 26 de abril de 2013

A por una nueva historia que contar, caminemos

Probablemente ya sea inmortal.
Después de tantas ganas y tanto tiempo y todo el esfuerzo derramándose por los bordes, después de todo lo que he luchado por pertenecer a algo, a alguien, después de todas las rupturas y ser reina de pocos, creo que ya estoy preparada para dejar de ser.
Todo este tiempo he intentado arañar cariño de cada piedra que se me ha puesto en el camino, me he prendido fuego por crear sonrisas, he dejado atrás lo que quería porque me quisieran. Probablemente he sido simplemente idiota y no hay que darle más vueltas.
Te das cuenta a veces de que no puedes luchar contra corriente toda la vida. Que quizá quede bonito ser diferente, para en el fondo morirse por ser parte del mundo, pero cansa demasiado.
Llevo mucho esperando que se valore eso que hago, pero sintiendo que solo soy una mala actriz. Y todas las sonrisas que he esparcido, ilusionada porque arraigaran y crecieran fuertes, han sido arrancadas de raíz por las mismas personas que decían estar (ahora y siempre, qué sarta de idioteces).
He dejado mucho tiempo pasar por estar perpleja. Me he sentido sola a menudo por abandonar partes de mí en pos de crecer o decrecer, según el caso. Lo más sincero es reconocer que he mentido constantemente, pero peor aún es que la principal víctima soy yo.
Probablemente muchas frases oportunamente acentuadas y susurros a mi paso, han alimentado lo que soy, pero sería injusto decir que no he cambiado con gusto todo lo que era sin ser obligada ni coartada más que por mi ilusión por verme rodeada de gente.
¿Qué querían de mí? Lo mismo que yo: que fuera otra.

"Ha pasado el tiempo, no he dejado ni un momento de pensar en los viejos sueños, en las noches de concierto por Madrid."

Las veces en que he sido sin dejar de ser, podrían contarse con los dedos de una mano y catalogarse con nombre propio.
Ha pasado el tiempo y juntos recorrimos Madrid hace casi un año. Aún estaba asustada, por si decidía dejarme de querer mientras conseguía reunir el valor suficiente para quitarme la ropa. Ahora podría decir que con él también he decidido cambiar, pero por primera vez, hacia la verdad (la catastrófica, dolorosa y marchita, esa que tanto aterra, de la que tan difícil es despegarse).

Me cuesta más ser sincera que mentir, porque la capa de engaños es consistente, porque la verdad me deja pequeña, a merced de juicios y estrategias. Normalmente mi cuerpo grita "quiéreme" millones de veces al día. A veces resulta casi imposible oírme, pero para él es sencillo comprobar cómo me estremezco.
-"Estoy temblando"-sonríe y me abraza fuerte.

Para él es más sencillo dejar que le desenvuelva. Es trasparente y puedes ver su corazón a distancia. Es difícil que deje sus ganas de cuidar de mí de lado y cuente cosas que necesito, pero nunca jamás ha intentado que yo sea otra persona (a pesar de todo el daño que causo).

Supongo que estoy dispuesta a dejar el pasado de lado. Puedo y debo intentar dejarle un hueco a la persona perdida que hay dentro de mí. Quizá esté confusa porque aún no sabe con exactitud quién es de todas las personalidades que le he ido moldeando, pero seguro que se encuentra si tiene su espacio.

Adiós a toda la gente que algún día dejó de llamar, a la que se calló de repente, a la que no supo pedir perdón, a la que le costó reconocer que no podía quererme.
Adiós a todos, adiós. Y hola a los que queráis empezar a verme.

viernes, 19 de abril de 2013

Compromiso a viva voz

Soy una persona básica. Me contento con un par de caricias y una sonrisa ladeada. Suele saltarme el corazón tanto que apenas puedo contener las ganas de comerme el mundo.
Me gusta, me pierde, pasear los dedos por tu espalda, reflejarme en tus pupilas, imaginarnos dentro de mil años, haciendo lo mismo, queriéndonos más. Un poco más arrugados, pero con sentimientos nuevos, apenas sacados del envoltorio, gritando "te quiero" en cada estación, rememorando todos nuestros reencuentros. Nos imagino de la mano, envejeciendo sin darnos cuenta, de ciudad en ciudad, ajenos al universo, ajenos a lo que no es nuestro.
Siempre he sido distinta al resto. Puedo llorar solo observando tu cuerpo, porque amo fuerte cada milímetro, porque estás a la altura del mejor trabajo de Miguel Ángel, porque sabes que soy tan mía como tuya y no vas a romperme más. Sabes quién soy y me respiras...y te respiro porque somos parte de un todo, completo y complejo, que nació y se separó, como siameses que encuentran distintas historias pero laten al unísono. Nuestra operación salió mal.
No funcionamos si no somos. Da igual cuánto camine, seguiré volviendo a tenderme a tu lado, a dejarme caer, a escudarme en tu pecho, a sentirme pequeña, grande, fuerte, vulnerable...brillante; a ser tu persona, mi persona (por fin, para siempre).

Solo espero que querer sea poder, que amar salve el mundo. Solo siento ser capaz de luchar todas las guerras y cargar con todo el hambre por llevarte a la espalda, en el corazón, dentro de mi maleta, por compartir mi vida, mi casa y mi voz.
Es un compromiso de esos gigantes que chillas cuando la vida te concede un día de suerte, euforia transitoria, enajenación mental. Es una forma más de adentrarme en mi cuerpo y darle forma a tu imagen.
Una declaración o un despropósito, quédate conmigo hasta que no seamos ya ni hueso.
El tiempo pasará y puede que nos resquebrajemos, pero siempre habrá un hilo rojo, para sellar lo que ha de ser, por lo que hoy espero.
Vive por mí, vive conmigo.
Atémonos.

martes, 16 de abril de 2013

Y beber de tus clavículas


Como entes que se funden, no hay dos pieles si no una.
Me entrego, con la fatalidad y la sangre,
ante el esfuerzo, contra tu cuello

lunes, 15 de abril de 2013

Creceremos juntos y cambiaremos, nos tocará redescubrirnos día a día. Puede que mis nuevas cualidades para ti sean molestas, puede que tus nuevas taras cubran mis carencias.
Nos equivocaremos. Día a día cometeremos errores, causaremos dolores de corazón. Dejaremos de mirarnos un instante y sé que me cogerás la mano, refunfuñaré y seguiremos...porque siempre seguimos, porque vivimos para seguir.
Yo te querré grande y tú lo volverás más bonito. Desde tus ojos hasta el infinito, ya ves.
Siempre detrás, siempre observando cómo te alejas, para siempre volver; con la sonrisa y las ganas puestas, con la fuerza y la paciencia y la esperanza y la fe -en mí, en las caídas que son arte, en mis catástrofes-.
Tú sabes querer como nadie, yo sé quererte solo a ti

jueves, 11 de abril de 2013

Atento, mirada contra mirada, lucha de gigantes.
Apuñalas.
Intento defenderme, pero caigo
-como siempre, indefensa, aturdida, rota-
ante ti, estallo en pedazos.
Absorbo, trago y la respiración se entrecorta y las horas se alargan.
Agujas, clavadas una a una en las pupilas, en la garganta.
Arrastra la sangre, las ganas.
Y caigo, caigo ante ti