viernes, 30 de marzo de 2012

Te voy a echar tanto de menos

Puedo sentir tu respiración contra el cuello. El aire choca y se torna caliente. Cada centímetro, se apodera de mi piel y va quemando, marcando espacio.
Sin remedio ni posibilidad de disminuir el paso, me acerco a la adicción a tu sonrisa. Al mundo destacan tus ojos, a mí, tu forma de mirar.
Atraviesas rescoldos imposibles, plantas esperanza donde se hacían fuerte las ruinas. Y creas, destruyendo adversidades, miserias.
Allí donde siembras caricias, el amor las recoge y abraza.
Te miro y disfruto quién eres, por qué vives y cómo mueres. Te deshojo y me estremezco con cada misterio sin resolver.
El conjunto de milagros que significa tu presencia es lo más fascinante que he visto, créeme.

jueves, 29 de marzo de 2012

Inalcanzablemente tú

Corrompido tu cuerpo por delirios. Fantasmas de ilusiones y sueños rotos.
Carne carcomida, huesos de relleno, sustancia vacía.
Eres una cáscara.
Te sientas al filo de la cama, te pones las zapatillas, vas al baño y te vistes después. Sales de casa sin desayunar y vuelves a la rutina. Cada día es igual, igual lunes que domingo. Y no sientes nada.
Pies que andan solos cuando el corazón se para. Caminas para evitar la muerte, sonríes para rozar la vida y te quedas al borde de ambos misterios...impotente.
Pese a todo, apareces frente al mundo como alguien a quien todos quieren emular, acariciar y poseer. Tu imán guarda relación con lo poco que te gusta que te toquen.

martes, 27 de marzo de 2012

¿Lo recuerdas?

Hace tiempo yo era otra persona.
Dios era un porcentaje grande de mi vida y acababa de descubrir que prefería las corbatas a los vestidos de princesa.
Después él se fue y con él buena parte de mis ganas y todo el interés por abrirme al mundo.
Quizás en esa época fui lo más interesante. Hermética y con mucho mundo interior, víctima de paisajes de libro, escuchando grupos ya extintos y divagando acerca de misterios que ni siquiera cabían en vuestra mente como pregunta.
Crecí rápido y fui presa de mis inquietudes. La fachada hizo el trabajo sucio y tapó mis inseguridades y mi temor a que no pudiera quererme nadie por volverme intocable.
Lo cierto es que estaba partida entre mi soledad y mi ansia por acabar con ella. Aún así, me aterraba la idea de que alguien pudiera tocarme.

Recuerdo llorar con ella al lado. Algo se resquebrajó cuando durmió conmigo tras su muerte; algo que nos unió y nos convirtió en hermanas.
Siempre me abrazaba en silencio, dispuesta a escuchar mis balbuceos, a cagar con la vulnerabilidad que pretendía esconderle al resto. Entonces me equivoqué y confié en quién no debía.

El tiempo había pasado y ya tenía 16. Estaba extasiada por Italia, atolondrada por mis ilusiones y deseosa de que alguien me abrazara a tiempo completo. Y confié.
Siempre me arrepentiré de haber hablado de la persona más importante de mi vida en voz alta. De que él lo escuchara, porque no lo merecía.
Compartimos 16 meses de mi vida y quizá dos o tres de la suya. En algún momento dejé de ser lo más brillante y alternativo que había visto, para amoldarme a lo que querían que fuera. Y una vez más, me equivoqué.

Sólo quería ser y que estuviera orgulloso de caminar a mi lado, pero para él, yo era un cúmulo de taras que terminé asumiendo.
Siempre intentaba quedar por encima, y al final fui yo la que terminó fascinada, empapada de su imagen. Todo era mentira, más allá de las promesas o los planes. Él era una mentira. Y yo su sombra, fíjate qué personalidad la mía...desbordante.

Cuando se cansó de escucharme llorar, desapareció del mapa y una parte de mí se esfumó también.
Todo tiene una parte buena y él me enseñó a tener miedo, a sentirme pequeña, a no dejarme acariciar.
Aprendí a ser de nuevo, recelosa y cobarde.

lunes, 26 de marzo de 2012

Ya te echo de menos

Cuando te vas se me escapan las fuerzas.
Suelo pensar que hay posibilidades de que algo cambie de repente, de que crucemos malas palabras y se esfume nuestra historia.
Siempre me quedo mirando, cuando te vas.
Veo tu silueta desaparecer tras la esquina y sonrío y me asusto a la vez. Pienso en lo que vivimos y en que me muero porque gires, me cojas de la mano y bailemos un poquito más.
Mi imaginación siempre ha ido más rápida que mis pies y ha inventado maneras nuevas de desearte cada vez...

domingo, 25 de marzo de 2012

Perdóname

Me tienes, me dejas correr.
Fue impresionante tu forma de tocarme sin usar las manos. Era sencillo, te desnudabas, contabas historias para no dormir.
Probablemente me fascinara cada aspecto que me enseñabas, cada libro que te gustaba, cada canción y cada herida, cada queja, cada grito, cada llamada de auxilio. Me gustaba que fueras frágil disfrazado de fuerte, porque yo soy de esas también.
Leí tus historias y me empapaba de desventuras. Hablábamos de la vida y acariciábamos la muerte. A mí me gustaba May Kasahara y a ti te fascinaba el zoo de Nutmeg, no obstante, siempre fuiste El-pájaro-que-da-cuerda. Con tus manchas, con tus taras...con tu manera de buscar respuestas para no encontrar nada.
Un día tras otro, el último susurro antes de cerrar los ojos.
Me acostumbré a tu respiración aún sin escucharla y supe entender tu dialecto y tu angustia y tu miedo. Y compartimos todo eso y alguna que otra noche en silencio.

Lo que tenemos suele ser turbio y doloroso. Nos unen los desencuentros, enlazamos en el dolor y nos aferramos a las penas. Jamás supliremos vacíos.
A veces piensas que tengo forma de respuesta y otras soy confidente de tus errores en su busca. Lo que hacemos mal es nuestro símil. Los rotos, las quiebras, los agujeros negros y las caídas.
Es nuestra manía de abrazarnos hasta helarnos el alma lo que disfrazas de amor.

Nunca olvidaste tus heridas, ni las cubriste, ni las bañaste en alcohol. Nunca has tenido la menor intención de cambiar al ente pasivo del que tomaste forma.
Lo cierto es que ese eres tú: el resultado de un cataclismo; de la sangre, de las vísceras, de las explosiones...de la carencia y el desconocimiento.
Tú, el maestro del indie, del cine, del manga y lo absurdo. De las dudas existenciales, del interior, de las miserias, del sexo que conlleva al dolor, del dolor que conlleva al sexo...tú, eres sólo eso, un bucle de equivocaciones sin posibilidad de retorno.
La fascinación inicial desaparece y queda sólo tu cuerpo desnudo, acurrucado.

Mis manos sólo responden a un cuerpo, a un estímulo, a un nombre, a un color.
Tu oscuridad desaparece cuando se esfuman mis vacíos. Cuando me mira, cuando se calla, cuando suspira, cuando me toca.
La debilidad cambia de forma y se ata a su sonrisa, a sus manías, al olor de su pelo un día de lluvia. Al calor de unos brazos que llaman a otros brazos, a una salida, a un ciclón.
Me mueve, me estremece y me apasiona aunque no sepa en cada instante qué piensa o qué dirá. Nunca me priva de un instante y me da toda la fuerza que se me escapa. Me la regala envuelta en las yemas de sus dedos.

Nunca ha sido cosa nuestra.
Incluso cuando no conocía su nombre o su cara, siempre fue él.

sábado, 24 de marzo de 2012

jueves, 22 de marzo de 2012

Tú que crees en mí

Me perdonas cada vez que me equivoco. Estás tan acostumbrada a escucharme gritar que se te olvida a ratos como suena mi voz serena.
Cantas conmigo y me dejas tus pinceles. Me enseñaste a amar la pintura y la literatura y ahora uno de tus libros va siempre conmigo...20 años contigo y ahora aquí está, en mi mesita de noche después de tantas y tantas vueltas de página.
A veces lo acaricio como si fueran tus manos. Paso horas volviendo a leer la misma historia porque es nuestra y parece que tus recuerdos están también grabados en ella.
Echo de menos abrazarte, robarte el sofá mientras te cuento lo que me preocupa y me bebo tu coca-cola (sólo por fastidiar porque ni siquiera me gusta). Que me regañes o me animes a salir o me pidas canciones o me mires mientras toco la guitarra.
Peinarte, salir a comprar a la plaza y volver mordisqueando el pan, acercarte a Bambi y ver cómo me mandas al carajo y repites lo fea que te parece y el miedo que te da.
De verdad, te echo de menos.
Probablemente porque soy una egoísta y necesito que me saques las castañas del fuego, pero se me remueve todo cuando me dices "cariño, no pasa nada", después de una hora llorando al teléfono.

Yo sólo quiero hacerte feliz. Nací para cambiar tu vida y ser alguien de quien de verdad pudieras sentirte orgullosa. Me muevo por ti y quizás sea un error, pero tú me devolviste las ganas de vivir cuando me marchitaba a la velocidad de la luz.
De verdad, te quiero.
Probablemente lo diga poco pero te lo demuestro admitiendo que tengo miedo. Sólo hay dos personas con las que lo hago y a ti puedo decirte cuando me asusto por él...porque quiero cuidar de ambos porque sois lo más importante y la cago tanto que no sé cómo arreglarlo después.

Tu forma de quererle hace que te quiera más. Porque siempre aceptas y valoras mis decisiones, porque jamás has agachado la cabeza al decir que eres mi madre y en cada equivocación me has ayudado a levantarme.

Te debo tanto que esto es sólo otro capítulo más. Que tengo la certeza de volver a errar y que andes preocupada por ese desastre colosal que vive en Granada.
Perdón y gracias...no puedo decir más

lunes, 19 de marzo de 2012

Déjame quitarte el frío

Frágil y desnuda te marchitas. Te veo sonreír, pero no es capa suficiente para tantas cicatrices. Logré descifrarte desde la primera mirada, te abriste tú solita en canal, brindándote. Me obligaste a salvarte.
Cada vez que lograba traspasarte la debilidad se hacía mía. Quería comérmela por ti, acabar con todo lo que te tocaba y ser tu escudo (y tu respiración y tu viernes y tus alas).
Me arrancaba la piel para cubrirte, quitarte el frío con besos se quedó corto con demasiada facilidad. Era tal el tamaño de tus desgracias, era tan grande el secreto tras la máscara feliz...
Todo por verte brillar sin tanta capa de polvo.
Yo quería hacerte nueva y radiante, quitarte el envoltorio y que las lágrimas hicieran el resto.
Yo quería conseguirte un mundo hecho a medida y así paliar también mis penas, descansar entres tus huecos, quitarme el hambre con tu eterna gratitud.
Quería ser tu mitad y tú estabas demasiado ocupada cosiéndote los desgarros.
Dije en voz alta "puedes contar conmigo" y tomaste mi mano y después me cogiste el brazo. Y dejé que me engulleras.
No sé si existe manera de ser suficiente para ti.
Te veo encogida en mi cama y descifro tus sueños. Te estremeces y mis manos te rodean los hombros desnudos. Abrazos en silencio interrumpidos por quejidos esporádicos.
El mundo parece tan injusto cuando tu respiración se entrecorta y muere la primavera...
Quiero ser tu respuesta

domingo, 18 de marzo de 2012

viernes, 16 de marzo de 2012

Te quiero

He olvidado absolutamente todo lo que corría por mi mente porque hoy...hoy sólo puedo pensar en ti.
Si alguna vez me alejo, sigue contando conmigo, ¿vale?

jueves, 15 de marzo de 2012

Ahora sé que no puedo perdonarte

Hace mucho que no escribo para ti.
En algún momento me heriste lo suficiente como para que decidiera alejarme de por vida, poner medidas reales para que no se cruzaran nuestros caminos.
En algún momento decidí que sólo me importaba no volver a ver llorar a mi madre. Tú habías conseguido que las dos quisiéramos morir y romperme a mí es permisible, pero por encima de ella jamás pasará nadie.
Hoy he vuelto a llorar. Sigues teniendo la culpa de partirme en pedacitos que aún andan perdidos en algún lugar. Por motivos que desconozco no logro encontrar los que me faltan, y ya que fuiste tú el ejecutor, debes cargar con el crimen.

A veces parece sencillo sonreír, recomponerme. Abrazo la felicidad hasta que me suelta y me recuerda que no me la merezco. Pero sí, sí que lo hago. Cada día un poco más, me merezco esas sonrisas. Y él merece que sonría, ¿sabes? Mucho más que tú.

Quiero ser la mejor persona del mundo: la chica más guapa, la más divertida, la más inteligente...pero no me doy permiso para ser yo.
Una vez más, tienes la culpa.
Me indujiste a pensar que mi personalidad era una errata, que mi cuerpo estaba sucio y que tocarme era algo por lo que pedir perdón a Dios. Conseguiste que me sintiera insignificante y nada válida, que mirarme al espejo fuera un auténtico suplicio.
¿Sabes qué pasó? Perdí más de 10 kilos y me convertí en sombra.
Sonreí, sonreí, sonreí...y fingí tanto que esa pantomima se comió a la chica pequeña y frágil que había detrás.

Pero yo no quiero fingir. Ni siquiera un poquito más, ya no me sale.
Quiero ser complicada, difícil de tratar. Tener gustos raros, vestir de manera poco habitual, leer a Stephen King y ver doramas...quiero darme una oportunidad real con el chico fabuloso.
Quiero poder...poder darme permiso para quitarme la coraza. Dejar de estar asustada, volver a ser una chica cualquiera en el momento cualquiera.
Olvidarme de la forma en la que corrías al cuarto de baño después de estar conmigo; despertar y sentirme orgullosa de haber dejado toda la mierda correr por el sumidero.

Quiero olvidar que no me gusta quien soy y sujetar de nuevo mis sueños.
Quiero ser la de las ideas claras, la que pasaba del que dirán, la luchadora nata, la hija pequeña de Juan García.
Quiero ser Raquel y olvidar el daño que me hiciste y el daño que nos haces.
Quiero ser hermana, amiga, artista y su chica. Quiero hacerle feliz. Tanto que le duelan los mofletes de reírse, tanto que se olvide de tocarse cada dos por tres el pelo. Tanto que asuma que sus errores no son tan grandes y que estoy enamorada de cada uno de ellos, que no es sólo por su carita preciosa.

Por eso y por todo, quiero decirte que no te voy a perdonar jamás.
Yo conseguiré ser grande y tú seguirás agachando la cabeza, avergonzado por tus faltas.
Siempre fue mejor que tú, no lo olvides nunca.

domingo, 11 de marzo de 2012

Cadena de errores

Manos que rozan otras manos, que producen cataclismos, que fomentan el colapso.
Manos que quieren, manos que hieren, manos que cortan hilos, afiladas, ambiciosas.
Tacto que eriza la piel, que cohíbe la racionalidad, que tiene forma de accidente.
Tacto enemigo del amor, consecuencia del error, tacto desnudo, tacto gris.
Caricias que se convierten en exhalación, caricias y máscaras de oxígeno.
Caricias asesinas de sonrisas, de paseos compartidos. Caricias que no merecen ser tuyas.
Boca devoradora de tranquilidades, boca ambiciosa, boca hambrienta.
Boca que escupe mentiras voraces, boca que ha olvidado que, a veces, un beso suave hace más ruido.

jueves, 8 de marzo de 2012

Tardes-noches

Forman parte de su historia los laberintos plagados de bestias, los desencuentros, las terceras, cuartas y quintas personas. Decir pareja parece surrealista, no se amolda a sus ideas.
Natalia sale de la ducha, impregnando la habitación de pequeñas gotitas, una especie de huellas que sirven para anunciar que se ha colado a media tarde.
Elba llega desde la cocina con las comisuras manchadas de chocolate y se la encuentra tirada en la cama, luciendo silueta; con los cascos skull que le regaló meses antes, intuyendo que escucha a "The Who". Como siempre, la música está demasiado alta.
Ha dejado la ropa ante la puerta entreabierta del baño y se seca al aire, moviendo las piernas al compás de "I can't explain".
La morena se sienta al filo, mirándola de soslayo. "¿Cuando se dará cuenta de que estoy aquí?"
De súbito, sus piernas se enredan, quedando una encima de la otra, como un ensamblaje natural, su pan de cada día.
Las últimas gotas de agua se sirven de la piel al descubierto. Sonríe a través del pelo húmedo, besa las mejillas frías antes del contacto.
Reacción cuerpo a cuerpo, mañanas, tardes, noches...
Rutinas imposible para los amantes del romanticismo.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Había una vez...

Nació cuando el verano estaba apunto de abandonarnos, se gestó al ritmo de Europe y siempre tuvo claro que no quería ser como los demás.
Era un imán para los problemas que se empeñaba en fingir tranquilidad. Alta y grácil, transparente para aquellos incapaces de entender que el mundo es más que lo que vives, que hay oportunidades en cada acera, que la música y los sueños van de la mano.

Se cortó el pelo en un arrebato, nunca le había gustado notarlo caer espalda abajo.
Sonreía poco, pero era difícil de olvidar. Tenía adeptos y obsesos para los que tocaba la guitarra en el local más cutre de la ciudad; pero sus ojos y su cuerpo iban detrás de una melena rubia, incondicionalmente suya desde que la vio ondear.

Pantalones de cuero, camisetas ceñidas del grupo de turno, la pulsera de Natalia, marcando pertenencia. Ojos grises, mirada azul, vodka como aire, mañanas de desconocimiento en la cama de agua compartida por punks sin nombre.

martes, 6 de marzo de 2012

¿Me conoces?

Me llamo Raquel. Algunos me llaman Hachi, otros Keru...mi mejor amigo me llama Rel, él es un pájaro y la causa de mis mosqueos más habituales.
En septiembre abandonaré los 19 para abrazar el 2, pero no pienso madurar, no va en mi naturaleza. Seguiré siendo amante y amiga de ponis, conejos y peluches varios y viendo las mismas pelis malas, alabando la serie B. Bambi seguirá en mi vida, y espero que Donald también y el chico fabuloso...con él quiero compartir mil años 1000.
Estoy enamorada, ¿sabes?
De la fotografía, el dibujo, de Corea y de sus ojos verdes de ciencia ficción.

Me gusta sentarme a hablar y pasar las horas muertas sin soltar ni media frase lógica. Cantar cuando creo que nadie me oye, reírme con todas las vocales, porque eso significa que le tengo cerca.
Mi vida transcurre en la habitación 69, mi felicidad en su sonrisa y entre una cosa y otra gasto el tiempo entre pensar y obligarme a dejar de hacerlo.
Nací filósofa y me engañé creyéndome artista. ¿Qué soy ahora? Persona y, por tanto, sufridora nata. A veces acaricio la guitarra, otras me disfrazo de princesa. Tengo de todo para todos, pero puedo doler (y duelo).

Soy de África, pero piso Granada mucho más. Mi cabeza está perdida...quizás algún día resida en un punto fijo o se quede en blanco y nos de un respiro.
Paso tardes con Zahara, Los Beatles y mis chicos perezosos, entre sábanas y nostalgia, llenando mis letras de echar de menos.
Quiero a gente y me como la distancia, me da igual suspirar por las esquinas. Soy fuerte disfrazada de frágil, frágil disfrazada de fuerte.

Me gustas. Por eso te cuento mis secretos y me desnudo de puertas para adentro.
Si quieres te canto una bonita, no de las de llorar...si quieres te respiro, total, tienes regusto al aire que me falta en los pulmones.

domingo, 4 de marzo de 2012

Busca tu motivo

Estamos heridos, rasgados, intentan rompernos. Se hacen con la debilidad, la fomentan, disparan a dar, somos un blanco fácil por separado.
Van marchitando cada opción, ensuciando las sonrisas, defendiendo falsedad, todo es un disfraz. Van comiéndome hasta que me canso y les dejo destrozarme, me arrodillo, agotada. Ya me volveré a armar.

Estoy cansada. De cada comentario, palmadita en la espalda, intento de ayuda por interés propio. De amistad que busca cortar con lo único que me hace grande. No voy a soltarte.
Ni ahora ni nunca, no es una opción.

sábado, 3 de marzo de 2012

El maravilloso mundo de los chicos fáciles

Siento cómo se deslizan tus manos por mi superficie, llena de curvas, bajando cuestas. El peligro ante un túnel inminente colapsa mis cosquillas, me siento estremecer.
Avanza tu boca, entreteniéndose en recovecos, no quiero mirarte, ya veo cerca el fin del trayecto.

viernes, 2 de marzo de 2012

Debilidades...maldito Cupido

Me he dado cuenta de demasiadas cosas.
El tiempo ha pasado fulminante, barriendo mis miserias, ha traído tu sonrisa, ha sembrado un verano.
Yo, que estoy enamorada de cada misterio, que nací al borde de la sinrazón, que me contamino y me dejo purificar por otras manos; soy el resultado de una limpieza a fondo en la que arrastrar basura ha arañado piel y vida. Me gustaría decir que estoy dispuesta a perdonar.

Tengo demasiados miedos, demasiadas taras. No son defectos de fábrica mis problemas, son estacadas profundas, huecos perforados sin piedad por alguien que disfruta viendo vísceras caer, corazones marchitar, alientos ceder ante la desgracia de un beso único y certero, disparo mortal.
Mi error es sentir cada roce al extremo, derretirme con el paso lento de unos dedos, beber de bocas ajenas, cantarle siempre al amor.


Siento tu espalda contra la mía, tu calor me envuelve: agosto, septiembre, octubre; decides no quererme más. Nos abrazamos, hacemos el amor, mis ojos se abren recibiendo otros ojos. Lucha de intereses, desafío, desencuentros que se enlazan con revolcones en el sofá. No hay palabras ni necesidad, no hay nada más que una distancia cargada de suspiros.
Sólo el universo sigue andando mientras tus manos están quietas, atrapadas entre mis piernas. Sólo la calle se contagia del musical vespertino, las sonrisas se congelan en esta habitación.