jueves, 31 de enero de 2013

Para dormir cuando no estés

Te miraba. Te miraba como si fueras a evaporarte y acercaba la mano hasta tu rostro con miedo, para comprobar si te ibas o seguías respirando tranquilo. Sonreía y cedía a arrastrar las yemas despacio, a observar tus facciones tranquilas, a contemplar la belleza en tus pestañas, tan largas, tan cargadas de sueños.
Yo quería ser por ti un millón de cosas.
Entonces me sentía capaz de acabar con todo y con todos, pero, sobretodo, inundada por una calma casi espectral.
En el silencio de la noche, te miraba. Te miraba como quien contempla una obra de arte, con admiración, abrumado. Te miraba con tanta ternura que debían arderte los mofletes de rubor. Te estaba desnudando el alma.
Siempre que dejaba de dormir por mirarte, me entraban ganas de hacer el amor.
De hacerlo lento, bebiéndote, memorizando paso por paso cómo llegar a tu cima, disfrutando de cada roce y viviendo por cada uno de tus lunares.

Yo aprendí a quererte mucho en noches como aquellas. A desearte, a querer cuidar de ti toda mi vida; pero me hice dependiente, casi adicta a mi insomnio.

Aquí estoy, esperando por nuestras noches eternas, por hacerlas reversibles, por volver al incendio.

miércoles, 30 de enero de 2013

Comienzos

Pienso en ello y aún me hace cosquillas. En la nariz, en la tripa y en el pelo, que fue el primer lugar donde posaste los labios.
¿Te acuerdas? De los nervios, el desconocimiento, las ganas y yo hablando a toda velocidad, contándote cada pasito pequeño que había dado y riéndome por todo porque jolín, ¡qué vergüenza!
Y tú. Tú mirándome como si te contara maravillas, como a la persona más interesante del mundo y yo sintiendo que no pintábamos nada allí, que no ibas a querer quererme. Pero querías.
Me dijiste que la gente tiene miedo a ponerle nombre a las cosas, al compromiso y a las caídas y yo asentí. No te asustaba ir en serio, pero tenías que sentir, sentir mucho. Y yo pensé que esa era la clave para que no pasara nada. Porque no era tan importante, ni tan especial, como para hacerte sentir esas cosas en 6 horas.
Pero las sentimos. Y tuve la necesidad de abrazarte mucho, de quedarme contigo. Y tú me besaste el pelo porque querías que me derritiera o porque quizá tú ya estabas al borde del deshielo. Y yo sentí cosas tan raras, tan nuevas pero tan familiares, que te estreché tan fuerte que casi te dejo sin costillas.
Levantar la cabeza y recibir besos. En los mofletes, que tanto te gustan, en la frente, en la punta de la nariz, en los labios, en la barbilla. Besos.
Y la sensación de que había derribado una muralla y conquistado un gran castillo. Euforia.
Me temblaban las piernas, ¿sabes? Creo que esa fue la primera vez que me convertiste en flan, pero lo cierto es que sigo temblando, sigo ansiosa, volviéndome idiota, riendo sin parar y deseando seguir conservando esta magia toda mi vida.

sábado, 26 de enero de 2013

Desnudo

Me veo en la necesidad de contaros un secreto y es que yo una vez fui sólo frágil.
Me gusta ocultarlo tras mi felicidad aparente, pero a ratos me saluda ese pasado tan cruel y me lo susurra al oído, para que lo tenga presente y me duela un poquito.
Yo sin dolor ya no sé y hubo un momento en que toda mi vida fue una mancha.Y el fuerte no sé dónde estaba, pero nunca vino de visita ni me cogió de la mano. Quizá me esperaba en el piso de arriba y necesitaba que diera el paso sola, pero el caso es que, vulnerable como estaba, tuve que sobrevivir.
Y yo ni tenía magia ni era bonita ni sonreía tan grande. Yo no hacía nada, pero solía sobrevivir. Sobrevivirle al mundo y a mis escasas fuerzas, a la necesidad, al vacío, al abandono.
Yo una vez me caí...y no supe levantarme.

Estuve un rato muerta. O quizá fuera una eternidad y esta es mi reencarnación, más libre y serena. El caso es que dejé de estar, dejé de ser y dejé de sentirme cerca.

Arrastrando los pies y repitiéndome lo que tantas veces me habían dicho. Yo no era suficiente ni para mí ni para nadie.

No era nada, no pertenecía a un todo. No había esp(a)cial ni luces ni releía cada dos meses Alicia en el País de las Maravillas.

Había quedado sepultada entre recuerdos de falsa felicidad y me ahogaba la certeza de saber que jamás podría ser nada sola. Porque yo no valía, porque no era suficiente.

Y qué doloroso y vacío estaba el mundo...y cuánto me costó descubrir que era yo quien lo vaciaba en mis ansias por ver solo una opción. Esa que me enseñó que yo no era nada.

Erré. Y aprendí a acertar cuando me di cuenta de mi fallo.
Sonreí ante la certeza de que yo lo era todo y mi problema era en realidad mi solución. Aprendí de mí y comprendí que la mejor manera de conseguir sonrisas era sonriendo primero.

domingo, 20 de enero de 2013

Eso que te escribí mientras dormías

Notar cómo pasean por mis mofletes tus dedos. Saben de sobra el camino a seguir y se pasan por los labios y vuelven a trazar círculos sobre mi espacio. Tratan mi superficie como el cristal más delicado, pese a conocer todo lo que soy y saber que esa dulzura es la que de verdad me rompe.
Abrir los ojos despacio y ver tu mano aún sobre mí, tu cara muy cerca, tu mirada muy fija, tu boca, muy curva. Y qué feliz pareces y qué bonito te veo. Y susurras: "vuelve a dormir, mi vida". Y quiero verte. Recordarte tan protector y tan delicado, tan precioso, tan cercano. Pero me besas la frente y me rindo. Me revuelvo un poco entre tus brazos, acomodando mi nido, haciendo míos tus huecos. Y caigo. Caigo en ti y de ti a Morfeo.
Te quiero.
No sé si sueño o simplemente te veo. Despierta, dormida o por dentro. Desde antes de saber cómo eras e incluso después de conocer a cientos. Te veo.
Resplandeciente entre multitudes. Increíblemente humano.

Me gusta rendirme ante ti. Caer vulnerable...y sonreír mientras duermo.
Me gusta sentir que puedo dejarme llevar, que no hay peligro, que vas a cuidarme, a quererme y que yo sabré darte lo mejor.
Esto que haces. Y que es tan bueno, tan de verdad, tan pleno. Y qué bonito, mi vida. Qué bonito lo vuelves todo.

Sé que ahora estás durmiendo y que no puedo devolverte las caricias que me has dado mientras preferías la vigilia por observarme tan pequeña, pero te regalo este gesto, que igual te roza, que igual te cala o al menos te hace ver lo que daría por colarme en tu cama, observarte de cerca, besarte las comisuras y velar por tus sueños. Crear los más bonitos para ti y asegurarme de que llegan dentro. Situarme a tu lado...y abrazarte bien fuerte cuando te alcance algún sueño malo.

Buenas noches, mi pequeño

miércoles, 16 de enero de 2013

Pequeño gigante

Quiero ser la persona más grande del mundo.
Colosal, inmensa, ocupar el Universo.
Quiero crecer, a lo alto y a lo ancho, para llenarte entero, para colmarte con una sonrisa.
Quiero ser por ti tantas cosas, que he perdido la cuenta; y tú sólo dices que soy todo. Lo mejor, lo más grande, colosal, inmensa...y que ocupo tu Universo. Y una parte de mí sabe que todo lo que dices, que todo lo que escribes, que la manera en que lo besas, es la verdad más grande, más consolidada, más mía.

Cuando me siento bien, soy muy cursi. Y sé que eso te hace feliz y si eres feliz...me pongo más cursi aún.
Me gusta cómo te sonrojas y acabas mirándome como si fuera todo eso que quiero ser, como si no existiera nada más perfecto, más real, que desearas más. Dices que tienes suerte.
Y yo pienso: "jolines, entonces, ¿qué tengo yo?".

Nunca me había sentido tan completa, tan saciada, ni tan vacía, con tanta necesidad.
Nunca me había puesto nerviosa antes de cada cita ni habría imaginado escena a escena qué íbamos a hacer y cómo me sonreirías y nos derretiríamos poquito a poco. Siempre das más.
Eres más, dices más, amas más fuerte.
Y siempre potencias mis ganas de ser mejor, la más grande del mundo, colosal, inmensa, de ocupar el Universo.

Te quiero. Te quiero. Te quiero. Y no sé hacer más que quererte tanto que me duelen las costillas.
Tú siempre tendrás hueco. En mi corazón, mis domingos, mi cama y mis sueños.
Tú. Y siempre tú.
Astromántico...esp(a)cial.

martes, 15 de enero de 2013

Días de naufragio, reencuentro

Esos días que estás sensible y sólo quieres llorar y...necesitas un abrazo.
Y cuando te lo dan lloras más, como si romperte fuera el verdadero resultado, la verdadera solución.
Esos días que sientes que nada puede ir bien, pero él siempre hace que todo vaya bien, que todo sea bien, que te vuelvas una mujer nueva. Y antigua y verdadera. Sin rotos.
Me rompe. Me cura.
Y creo que lo único que quiero, que espero, que necesito, es esa caída. Esa que se hace carne en un abrazo. Esa que es magia, esa que es amor.
Yo sólo quiero que estés ahí, para darme la oportunidad de caer, para demostrarme que aún puedo (que siempre podré) levantarme, porque soy fuerte. Porque me haces gigante.

lunes, 14 de enero de 2013

La magia se toma un descanso

Normalmente estoy triste. Naturalmente, soy triste.
Quizá siempre me llueva dentro o no me acostumbre del todo a ver llover.
Pero llueve.
Y pierdo las ganas y decido llover.
Me escondo, me inundo y adiós a todo aquello que prediqué ayer.
¿Dónde está la magia y por qué se ha ido justamente hoy de vacaciones?
Estoy cansada de estar sola, pero no sé convivir con ella,
Y yo sólo quiero que me arrope, que me quiera,
Pero se va...
Porque no quiere quererme, porque no sabe sin descansar.

domingo, 13 de enero de 2013

Astromántico

Pensé "te voy a escribir algo bonito".
Porque te lo mereces, porque eres precioso, porque sonrío. Y eso ya te hace enorme, indispensable, mágico, eterno.
Pensé "voy a escribir para ti". Y me di cuenta de que desde la primera letra todo se quedaría pequeño, hueco, frío y no podría siquiera dibujar tu silueta y nadie saborearía tu forma de acariciar. ¿Y por qué aún te escribo?
Quizá porque eres mi motivo para escribir. Para seguir latiendo.
Cuando me has tomado el pulso y se notaba tanto, quizá que tus dedos me rozaran el cuello influía sobremanera.
Eres tú. El motor y las ganas. Tú.
Y esa carita que se pierde entre las sábanas y se vuelve a encontrar sólo para acariciarme y recordarme que está, que estará, que cualquier día malo es sólo un trámite para llegar a la sonrisa que vas a provocarme.
Joder, cuánto te quiero.
Y no estoy escribiendo nada bonito, pero no quiero pararme, ni redactar ni borrar, ni censurar ese "joder" que se me ha escapado; sólo quiero decirte (a ti y a quien me quiera leer) que siento ganas de vivir lo máximo posible para dedicar cada segundo a amarte como loca.

domingo, 6 de enero de 2013

Los domingos traicioneros.

Recuerdo el día que me dijiste: "soñé que no tenía manera de localizarte y...tuve miedo. No quiero perderte". Y, sin embargo, me has perdido.

Siento con el tiempo, que te echo de menos como si hubiera perdido una oportunidad.
Busco la tragedia que ibas a provocarme, las heridas, las partes de mi cuerpo donde tus huellas podrían seguir ardiendo.
Una parte de mí, necesita tu cataclismo.

Me dijiste tantas cosas y te volviste tan drástico. Dramático, incomprensible, entrometido...creo que aún no lo sabes, pero te enamoraste de mí.
Cuando entendiste que estaba aprendiendo a vivir, a querer sanamente, a supurar los daños. Cuando comprendiste que sin ti aún podía, que no habías conseguido volverte tan grande como para romperme el corazón.
Te enamoraste de la imposibilidad de convertirme en otra cara que exponer en tu galería y fui la primera de una lista de derrotas, de fracasos, cuando mancillé tu ego impoluto.

Yo...recuerdo cuando pretendías que te siguiera ciegamente y cuando estaba dispuesta a hacerlo.
Cuando soñaba con tu tacto y con ser drásticos, dramáticos, incomprensibles, entrometidos...

Creo que te recordaré siempre los domingos traicioneros.

viernes, 4 de enero de 2013

La aceptación es el primer paso

Me gustaría pasarme la vida acariciándote.
Recorrerte con los dedos.
Dejar de lado lo demás y basar mi vida en estos momentos. En tu tacto, en tu olor. Mantener la nariz pegada a tu pecho.

Yo quisiera, de verás, no prescindir de ni un sólo beso.
Enmarcarlos uno a uno y volvérmelos a unir a los labios cuando te echara de menos.
Tener siempre un pedacito de nosotros bien cerca y poderme abrochar la felicidad como una chaqueta.

Si pudiera, elegiría necesitarte tanto o más.
Y sentirme vacía, porque luego me llenas. Me rebosan las sonrisas y estallo en carcajadas...y siento que floto, que puedo. Me haces sentirme viva.

Si lo hacemos bien o mal es lo de menos, si no sé sentir sin depender, ya no importa.
Nací para ti y sólo quiero ser contigo

miércoles, 2 de enero de 2013

Cuerpos brillantes

Me gusta enamorarme al menos una vez por semana.
Descubrir alguien que me hechiza y seguirle la pista. Beberme todo lo que haga y empaparme de esa magia.
Flechazo. Conexión. Empatía.
Hombre. Mujer. Fotografía. Letra. Pintura. Dibujo. Canción.
Amor puro, verte reflejado en otro ser, sentirle tan cerca de ti que casi puedes rozar sus costillas.
Te atraviesa y te capta.
Arte. Amor a grandes rasgos