sábado, 24 de agosto de 2013

Ausencia, carencia, inercia

A veces me siento y tranquilamente caigo en la cuenta de que nunca debí leer a Murakami. Tampoco fue inteligente masacrarme hablando de amor cuando no podía tocarte.
La gente rota está colmada hasta los topes de la seguridad de la soledad eterna, la gente vacía ni siquiera conoce el dolor.

Durante años me he acurrucado en la pena y le he dado forma. Ella me hizo arte y el arte fue mi amor. Me tuve, me quise, lloré por el mundo y me aferré a mí.
Fui incapaz de querer hasta que la soledad me demostró que no debía estar sola.
La dependencia se aferra a mis huesos. Tus manos sobre mi torso, sin llegar a rozar,helándome.

Nunca debí alimentarme de tu calma. Ahora la paz es un lamento vago.
Ausencia, carencia, inercia.

martes, 20 de agosto de 2013

Siameses

Echar de menos nos mantiene vivos.
Dentro de este bucle de días raros, hablamos del futuro y sonrío porque te imagino al otro lado del teléfono riendo. Siento que este vuelo es estabilidad, mis alas son lo único que permite que la tierra sea habitable.
Vivo de la certeza de que te veré y tu primera caricia será el aliento que me falta.
Este lleno son vacíos. Querer hasta perderme, necesitar hasta morir. Quiero tu cuerpo recordandándome que me quiero, volviéndome persona.

A veces vago entre gente que no entiende, a la que no entiendo, y me doy cuenta de mi suerte.
Al menos yo tengo un hogar, un sueño y un destino. Espérame despierto, hoy duermo contigo.

lunes, 19 de agosto de 2013

Metastasis

Siempre ando dándole vueltas a cuándo las personas empiezan a oler igual. No sé si vivir juntos y comer lo mismo es el paso definitivo.
A veces dejas tu olor en mi ropa y me pregunto si seré yo quién huele a galletas. Hasta en eso eres mejor que yo.

Quisiera ser una de esas personas que curan. Si siempre tuvieras ganas de volver, abrazarme, dejarte acariciar, dormir sobre mis piernas...si siempre pensaras en mí como un hogar, mi vida estaría resulta. Lo que quiero ser es tu casa. Ese es mi arte, ese es mi amor.

En cada rincón de mí hay pedacitos tuyos. Me siento contaminada, invadida, fuera de mí, más nueva y soportable, más liviana. Quizá ahora me quieran porque ese tú que hay en mí, merece mucho querer.

domingo, 18 de agosto de 2013

Sequía

Es difícil dormir en nuestra cama a solas. Como también es difícil (casi mortal) prescindir de los abrazos. Echo de menos tu respiración tranquila, mientras tus dedos se afanan por encontrar los míos en la oscuridad.
A veces me gustaría quererte un poco menos, porque sobrellevaría mejor girarme en la cama y que no me frene tu cuerpo. Siento que me caigo aunque esté la pared, porque mi insomnio está plagado de agujeros negros. La magia se ha pegado a tu costado y se aferra a ti más de lo que yo puedo.
Sabe amarte porque eres su espejo, porque vuelves oro lo que amas (y amas aún mejor que yo).

Siendo tan pequeño y delicado, superas en fuerza a los gigantes cuando se trata de salvarme de mí. Y me ahogo, de quererte hasta acabarme, hasta quedarme sin hueco para disfrutar del vacío, de la carne fría que no late, que solo espera, de los corazones secos que lloran en folios hablando de la felicidad que eres.

Te echo de menos. Me suena a poco. Vivo y muero por volver.

martes, 6 de agosto de 2013

Por todas las veces que estamos lejos

Últimamente tengo la certeza de que la gente no sabe querer. Y no sé si incluirme en la gente que no sabe o la gente que se equivoca porque quiere demasiado fuerte.
He intentado agradar la mayor parte de mi vida...y siempre el efecto es el contrario. Cuando confías, te dejas vencer. Me cuesta reconocer que ahora ya no creo en nadie. Solo hay una excepción, brillante y gigante, mi pequeño regalo.

Demasiado deprisa hablamos de amistad y con la misma brevedad, nos equivocamos y volvemos a estar solos. A veces pienso que soy demasiado egoísta exigiéndole al mundo algo más que él, pero mi lado racional vuelve a decirme que necesito más para no consumirle poco a poco. Quiero protegerle de mí, consiguiendo más gente que llene huecos.
Aligerar su carga es recaer sobre otros.

No sé vivir sin sentir que alguien entiende lo que digo.
Muchas veces pienso que si le quiero tanto es precisamente porque siempre me mira como si entendiera (y, aunque no entienda, es paz). Pero con el resto no pasa igual, más bien molesta que tenga inquietudes o sufra a diario.

Pido perdón por no estar vacía. Aún espero unas disculpas vuestras por no estar.

sábado, 3 de agosto de 2013

Everything is good

A veces, lo único que necesitamos es un impulso esp(a)cial. Que alguien nos descubra quiénes somos, estabilizar la balanza de la idealización y los desgarros y toparnos con nuestro yo más allá del espejo.
Puede que nunca lleguemos a vernos si no nos dan la mano. Y puede que entonces, el impacto sea tan grande que nos impulse al otro lado de la vida y nos soltemos sin querer. Nunca sabremos qué es lo bueno, pero los descubrimientos siempre son cambio.

Tendemos a hacernos daño. Las personas que sienten mucho, tienen lágrimas como rutina. Las alegrías son alas que caen cuando despiertas una mañana y la cama está vacía. No hay más que tú. Tú otra vez degradada y sola.

Cuando pienso en quién soy, hay dos extremos. Y una soy yo, claramente yo, feliz, pequeña, contigo. Después me doy cuenta de que estoy muy llena y muy vacía y me vuelvo yo, cansada, sin fuerzas, carcomida. Obviamente no estás, y me he ido contigo.

Lo peor de sentirse bien, es que luego te sientes mal. Lo mejor, que todo vuelve a ir bien y sonríes.

Me ha costado mucho perdonarme. Hoy me he dado cuenta de que hace tiempo que no hago nada que me haga feliz solo por mí. En mi lucha por hacerme mayor demasiado pronto, me equivoco a diario, pero tú me equilibras, siendo infantil pero eterno.

La gente frágil siempre se enamora. La fuerte no existe.
Estamos creciendo y volviendo a jugar, mirándonos y despertando, acariciando y asesinando. Estamos juntos.

Hay verdades que parecen eternas. Hoy la mía es que te quiero como no me considero capaz de querer. A veces me consume y quiero echar las paredes abajo y formar un hogar, otras quiero correr lejos ("porque si no terminaba, hubiera sido para siempre"). Lo mejor y lo peor de mi vida es que estoy enamorada.

domingo, 28 de julio de 2013

Tu móvil vibra desde el bolsillo, pero ni lo sientes. Estás intentando dormir en el tren. Hueles a galletas, como siempre.
Te he mandado un mensaje que verás dentro de un rato, que hará que sonrías o que estés triste o que se te pegue el "echar de menos". He intentado llorar poco, pero esto es una putada sin ti.
Te escribo tirada en nuestra cama. Quiero quedarme a vivir.
Duermes contra mi cuerpo. Siento tu espalda. Me abrazas fuerte.
A veces me giro y obtengo un beso. Y si no me lo das tú, ya me ocupo de hacer el resto. Cómo voy a necesitar tu magia y qué lejos estarás esta noche cuando le pregunte a Morfeo por ti.
Eres tan necesario. Tan puro. Tan diferente a todo el mundo. Te quiero por encima de mis posibilidades, por eso hoy el puerto me ha roto, por eso, soltarte la mano es un pequeño volcán en mi pecho.
Bien sabe Dios que agradezco cada instante que nos brinda el mundo y que eres más de lo que podía esperar en toda la vida, pero necesito estar contigo más de lo que necesito respirar.
Vuelve pronto y abrázame fuerte.
Te quiero.

martes, 2 de julio de 2013

Crear sobre el dolor

Me están saliendo escamas desde que no me tocas. Para no asfixiarme, he aprendido a nadar contracorriente. Casi puedo, pero aún noto que el oxígeno se queda a mitad de camino entre mi pecho y tus ganas.
Me he dado cuenta sin querer de que te quiero más de lo querría. Vaya cosas siento y vaya miedo. Parálisis y angustia y felicidad en los dedos.
Me siento rara. Dentro del dolor y el desconcierto, de la soledad de la ausencia y de obligarme a lo profundo (de hundirme sin ti), me encuentro abrazada a tu espalda, fuerte y segura de haber encontrado mi nación.
Es equilibrio. Tu cuerpo. Sobre el mío, en mi pelo y mis ganas y mi paz. Nos tenemos por morir, apagamos y encendemos.

Crear sobre el dolor, amor y otras semillas.

jueves, 9 de mayo de 2013

¿Habéis despertado alguna vez al lado de alguien?
Muchas veces he dormido acompañada. A veces por amigos, familia, incluso por distintas parejas; pero es complicado encontrar a alguien con quien no te sientas incómodo al despertar.
Mis partes favoritas de las noches a dos son cuando logro acurrucarme y dejar que me coma el sueño y los momentos en que despertamos a la vez para darnos un beso. Nunca me había sentido tan feliz como la primera vez que sentí cómo me besaban mientras dormía.
Tengo la suerte de dormir con alguien que habla en sueños. De vez en cuando susurra en idiomas desconocidos o sigue conversaciones que ha tenido durante el día, pero una vez, mientras temblaba de pies a cabeza, dijo mi nombre. Parecía sentir tanta angustia que me aferré a sus costillas como si tuviera que protegerlo con mi vida y, entonces, su cuerpo se destensó y pareció esbozar una sonrisa. Recuerdo pensar: "qué increíble eres" y él pareció asentir apretando mi mano contra su pecho.
Calor.
Me siento tan afortunada que a veces lloro mientras le siento a mi espalda, respirando tranquilo.
Puede ir mal o bien, que siempre está sonriendo como un niño, estirando los dedos para rozarme aunque sea mínimamente...no sabéis cuánto me cuesta seguir adelante si no me toca.
Cuando abre los ojos, suele apoyarse instintivamente en mi pecho y menear de un lado a otro la cabeza, buscando su hueco. Le acaricio despacio y le doy los buenos días. Levanta la cabeza y ya sonríe: "buenos días, princesa"; todos los días, cada mañana.
Me gusta pasar las mañanas despertando y durmiendo y abrazados, intercambiar caricias y despegarnos solo para ir a preparar el almuerzo. Me quito el pijama y me sigue, aprovechando la leve desnudez para pasear rápido las yemas.
Juro que me casaría con él mañana.
Escribo desde nuestra cama, cuando ya se ha ido y soy toda ganas.
Te echo de menos, joder.

viernes, 26 de abril de 2013

A por una nueva historia que contar, caminemos

Probablemente ya sea inmortal.
Después de tantas ganas y tanto tiempo y todo el esfuerzo derramándose por los bordes, después de todo lo que he luchado por pertenecer a algo, a alguien, después de todas las rupturas y ser reina de pocos, creo que ya estoy preparada para dejar de ser.
Todo este tiempo he intentado arañar cariño de cada piedra que se me ha puesto en el camino, me he prendido fuego por crear sonrisas, he dejado atrás lo que quería porque me quisieran. Probablemente he sido simplemente idiota y no hay que darle más vueltas.
Te das cuenta a veces de que no puedes luchar contra corriente toda la vida. Que quizá quede bonito ser diferente, para en el fondo morirse por ser parte del mundo, pero cansa demasiado.
Llevo mucho esperando que se valore eso que hago, pero sintiendo que solo soy una mala actriz. Y todas las sonrisas que he esparcido, ilusionada porque arraigaran y crecieran fuertes, han sido arrancadas de raíz por las mismas personas que decían estar (ahora y siempre, qué sarta de idioteces).
He dejado mucho tiempo pasar por estar perpleja. Me he sentido sola a menudo por abandonar partes de mí en pos de crecer o decrecer, según el caso. Lo más sincero es reconocer que he mentido constantemente, pero peor aún es que la principal víctima soy yo.
Probablemente muchas frases oportunamente acentuadas y susurros a mi paso, han alimentado lo que soy, pero sería injusto decir que no he cambiado con gusto todo lo que era sin ser obligada ni coartada más que por mi ilusión por verme rodeada de gente.
¿Qué querían de mí? Lo mismo que yo: que fuera otra.

"Ha pasado el tiempo, no he dejado ni un momento de pensar en los viejos sueños, en las noches de concierto por Madrid."

Las veces en que he sido sin dejar de ser, podrían contarse con los dedos de una mano y catalogarse con nombre propio.
Ha pasado el tiempo y juntos recorrimos Madrid hace casi un año. Aún estaba asustada, por si decidía dejarme de querer mientras conseguía reunir el valor suficiente para quitarme la ropa. Ahora podría decir que con él también he decidido cambiar, pero por primera vez, hacia la verdad (la catastrófica, dolorosa y marchita, esa que tanto aterra, de la que tan difícil es despegarse).

Me cuesta más ser sincera que mentir, porque la capa de engaños es consistente, porque la verdad me deja pequeña, a merced de juicios y estrategias. Normalmente mi cuerpo grita "quiéreme" millones de veces al día. A veces resulta casi imposible oírme, pero para él es sencillo comprobar cómo me estremezco.
-"Estoy temblando"-sonríe y me abraza fuerte.

Para él es más sencillo dejar que le desenvuelva. Es trasparente y puedes ver su corazón a distancia. Es difícil que deje sus ganas de cuidar de mí de lado y cuente cosas que necesito, pero nunca jamás ha intentado que yo sea otra persona (a pesar de todo el daño que causo).

Supongo que estoy dispuesta a dejar el pasado de lado. Puedo y debo intentar dejarle un hueco a la persona perdida que hay dentro de mí. Quizá esté confusa porque aún no sabe con exactitud quién es de todas las personalidades que le he ido moldeando, pero seguro que se encuentra si tiene su espacio.

Adiós a toda la gente que algún día dejó de llamar, a la que se calló de repente, a la que no supo pedir perdón, a la que le costó reconocer que no podía quererme.
Adiós a todos, adiós. Y hola a los que queráis empezar a verme.

viernes, 19 de abril de 2013

Compromiso a viva voz

Soy una persona básica. Me contento con un par de caricias y una sonrisa ladeada. Suele saltarme el corazón tanto que apenas puedo contener las ganas de comerme el mundo.
Me gusta, me pierde, pasear los dedos por tu espalda, reflejarme en tus pupilas, imaginarnos dentro de mil años, haciendo lo mismo, queriéndonos más. Un poco más arrugados, pero con sentimientos nuevos, apenas sacados del envoltorio, gritando "te quiero" en cada estación, rememorando todos nuestros reencuentros. Nos imagino de la mano, envejeciendo sin darnos cuenta, de ciudad en ciudad, ajenos al universo, ajenos a lo que no es nuestro.
Siempre he sido distinta al resto. Puedo llorar solo observando tu cuerpo, porque amo fuerte cada milímetro, porque estás a la altura del mejor trabajo de Miguel Ángel, porque sabes que soy tan mía como tuya y no vas a romperme más. Sabes quién soy y me respiras...y te respiro porque somos parte de un todo, completo y complejo, que nació y se separó, como siameses que encuentran distintas historias pero laten al unísono. Nuestra operación salió mal.
No funcionamos si no somos. Da igual cuánto camine, seguiré volviendo a tenderme a tu lado, a dejarme caer, a escudarme en tu pecho, a sentirme pequeña, grande, fuerte, vulnerable...brillante; a ser tu persona, mi persona (por fin, para siempre).

Solo espero que querer sea poder, que amar salve el mundo. Solo siento ser capaz de luchar todas las guerras y cargar con todo el hambre por llevarte a la espalda, en el corazón, dentro de mi maleta, por compartir mi vida, mi casa y mi voz.
Es un compromiso de esos gigantes que chillas cuando la vida te concede un día de suerte, euforia transitoria, enajenación mental. Es una forma más de adentrarme en mi cuerpo y darle forma a tu imagen.
Una declaración o un despropósito, quédate conmigo hasta que no seamos ya ni hueso.
El tiempo pasará y puede que nos resquebrajemos, pero siempre habrá un hilo rojo, para sellar lo que ha de ser, por lo que hoy espero.
Vive por mí, vive conmigo.
Atémonos.

martes, 16 de abril de 2013

Y beber de tus clavículas


Como entes que se funden, no hay dos pieles si no una.
Me entrego, con la fatalidad y la sangre,
ante el esfuerzo, contra tu cuello

lunes, 15 de abril de 2013

Creceremos juntos y cambiaremos, nos tocará redescubrirnos día a día. Puede que mis nuevas cualidades para ti sean molestas, puede que tus nuevas taras cubran mis carencias.
Nos equivocaremos. Día a día cometeremos errores, causaremos dolores de corazón. Dejaremos de mirarnos un instante y sé que me cogerás la mano, refunfuñaré y seguiremos...porque siempre seguimos, porque vivimos para seguir.
Yo te querré grande y tú lo volverás más bonito. Desde tus ojos hasta el infinito, ya ves.
Siempre detrás, siempre observando cómo te alejas, para siempre volver; con la sonrisa y las ganas puestas, con la fuerza y la paciencia y la esperanza y la fe -en mí, en las caídas que son arte, en mis catástrofes-.
Tú sabes querer como nadie, yo sé quererte solo a ti

jueves, 11 de abril de 2013

Atento, mirada contra mirada, lucha de gigantes.
Apuñalas.
Intento defenderme, pero caigo
-como siempre, indefensa, aturdida, rota-
ante ti, estallo en pedazos.
Absorbo, trago y la respiración se entrecorta y las horas se alargan.
Agujas, clavadas una a una en las pupilas, en la garganta.
Arrastra la sangre, las ganas.
Y caigo, caigo ante ti

lunes, 25 de marzo de 2013

Echo de menos tu olor, la forma en que me miras, darte las buenas noches cuando te veo caer poquito a poco, rendido al sueño, entre mis brazos. Pasear de la mano y enterrar la cara en tu pecho, avergonzarme con cualquier piropo y reír de puros nervios. La emoción cuando suena el timbre y ese primer beso (que es una mezcla de ganas, timidez y desconcierto) al que le sigue conducirte hasta mi cuarto, hasta mi cama, e ir desnudándote despacio, deteniéndome en tus rincones, sacándote sonrisas y bebiéndolas de tus comisuras.
Me alimento de momentos así.
De la calidez de los abrazos eternos, de tu presencia, que sigue anclada en las paredes de mi casa, en mis costillas, que se queda pegada a yemas que se rifan cuál te rozará primero.
Necesito de tus cosas bonitas y de esas que me hacen enfadar y de la forma tan sencilla que tienes de arreglar el mundo con esos ojitos verdes y ese aire de niño grande. Sabes ser el mejor sin esforzarte y llenar los huecos y hacerte tu propio rincón (rincón donde dormito cuando no estás, rincón al que me aferro porque contiene gestos y el tacto piel con piel).
Al único sitio al que pertenezco es a tus vértices, a tus ganas, tus desafíos, a tu clavícula, a tus piernas que me buscan para convertirnos en un amasijo de deseo y miedo que todo lo cura, que nos vuelve eternos.
Sin ti, las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las de ayer

jueves, 21 de marzo de 2013

No he dejado de ver tu cuerpo en todas partes. Quizá porque me inunda el deseo de tocarte.
Te siento en cada esquina, difusa, la más fuerte y capaz de todas mis musas.

Resbalas entre mis dedos, camuflada, de colores. Te escondes entre mis ideas, me arropas, me enciendes.
Te ansío dando vueltas por mi habitación, ligera de ropa y de miedos, gritándole en silencio a un mundo ya sordo que este es tu día, ahora tu momento y yo tu hogar.

Me pregunto si me echas de menos o el incendio solo se ha cebado con esta cáscara vacía. Vacío sin ti, sin vicios, sin posibilidad de quitarme las penas entre tus piernas, entre tu pelo (que tanto habla y tanto calla, tan enigmático, tan resuelto...tan tú que me da miedo).
Solo me asusta más que tú, la certeza de que nunca bajo ningún concepto me dejarás solo...¡pero qué solo que estoy desde que solo te tengo en mente y no en cuerpo!

martes, 19 de marzo de 2013

El tiempo pasa y nosotros pasamos con él.
Siempre he pensado que permanecía quieta, a la espera, mientras todo corría a una velocidad abismal sin importar que yo no estuviera preparada para seguir su ritmo. Pero me equivocaba, como siempre.
Todo este tiempo he estado corriendo, quizá más deprisa de lo que debiera, incapaz de permanecer en la franja adolescente, dando saltos temporales y abrazando responsabilidades que no deberían ser mías. Y ahora estoy donde no debería estar, exigiendo lo que no debería exigir, sintiéndome vacía en mis 20 años.
No me siento cerca de nadie.
De vez en cuando los planetas se alinean y me rozas la mano (te siento tan dentro que me quiero morir). Entonces todo es paz. Una paz enfermiza y poco creíble que se evapora antes incluso de que lo pronostique.
Nos duran los abrazos apenas un segundo. Uno cada vez más corto, más mínimo y más doloroso. Porque ese segundo, esa pequeña posibilidad de tenerte...es lo único por lo que vivo desde que soy consciente de que este no es mi sitio.
Últimamente pienso que no soy lo que debo ser para nadie y, por eso, se desprenden de mí en cuanto me quito la armadura.
¿Por qué seré tan pequeña, por qué tan rota, por qué sin fuerzas?

lunes, 11 de marzo de 2013

Prólogo

Querido, Pájaro:
Ha pasado el tiempo y he escrito sobre ti muchas veces. He dicho muchas cosas que pensaba y he guardado otras muy celosa de mis recuerdos; no quería que me robaran lo que quedaba de nosotros y compartirlo suponía compartirte a ti. Vuelvo a teclear después de mucho tiempo porque sigo llorándote y sigo riéndote y quizá la manera más efectiva de enterrarte sea contando nuestra historia.
Muchas veces he pensado que quería borrarte de raíz, pero no quiero negarme a mí y tenemos un pasado compartido. Fuimos nada y lo fuimos todo, compartimos en la distancia y en la cercanía de todos los abrazos que escondían las confesiones, de todas las caricias que te brindé de madrugada. No sé si esto es un tributo o intento sacar lo malo de ti, pero me niego a echarte de menos y mis métodos quizá sean dudosos, pero hacen más por mí de lo que haces tú en mi cabeza.
Te necesito como la pieza que me falta, como la versión más cruda de mí, para que me pongas en carne viva y me arranques la piel y las verdades. Pero ya no estás. Ya no estamos. No queda tiempo ni llegará el momento. Pasado y adiós, pero sólo dices hasta luego.
Juegas a aparecerte y yo ya no quiero verte más (no para echarte, no para volver a abrazarte, no para entristecerme cuando ansío tus noches. Ya no).

Este es el principio, el antecedente, de una historia que no acabó bien porque aún no ha acabado.
Un regalo para ti y para mí misma, una despedida que conllevará el tiempo que tarde en (d)escribirte.
Desnúdate despacito. Quítate los miedos, quítate la coraza y acércate de nuevo, del todo, para mí.
Ven descalza, cuélate en mi cama y vélame los sueños. Acaríciame, que te necesito.
Que sea mi día, nuestro día, que me toques los males y los conviertas en verde.
Quédate cerquita, que yo te vea, que te sienta a mi lado y deje de tener frío.

sábado, 9 de marzo de 2013

A todos los magos

A veces te despiertas con un mal día y parece que nada puede arreglarlo. Esos días imposibles, solo los magos pueden mover hilos.
No sé si sacan conejos de chisteras o saben hacer trucos con cartas, pero reconozco a un mago en cuanto lo veo porque las sonrisas a su lado se vuelven más grandes. Mis magos son expertos en hacer sentir mariposas que no se conforman con vivir en la tripa, suben y suben hasta llenar cada rincón de cosquillas; están colmaditos de dulzura, les sale por los poros y les brilla en los ojitos. Sus dedos son especialistas en acariciar la piel o el alma, las letras fluyen empapadas de caramelos, amaneceres y oportunidades de volver a ser niño.
Los magos a veces te hacen llorar, pero son lágrimas dulces. Recuerdos que te erizan la piel, que no pueden volver y son mágicos porque no vuelven. Mis magos reviven los abrazos y el cariño y las noches en vela en que disfrutábamos de no dormir, enseñan a disfrutar del dolor bueno y sirven de musa. Se comen los días malos y los transforman en morfina, te enseñan el mundo y a ser estelar.
A ellos les debo hacer magia algún que otro día, porque, aunque digan que todo lo malo se pega, a veces consigo llevarme un poquito de su luz y crear algo bonito.

Gracias por las noches únicas, los buenos días, los mimos que llegan a distancia, las historia de amor convertidas en eternidad.
Gracias por la magia, gracias por la vida

domingo, 3 de marzo de 2013

Me ayudas a vivir, porque sobrevivir es demasiado malo

Te has despedido de mí y casi me come el sueño. Hasta ese milagro consigues...acabas con el insomnio.
Te creo capaz de cualquier cosa, logrando cada deseo por grande y lejano que parezca, comiéndote el mundo de un bocado y aún con fuerzas de comerme a mí.
Te admiro mucho. Desde que te abracé entre las horas muertas de octubre y me decidí a mantenerte cerca el resto de mi vida. Me has enseñado tantas cosas y has sido tan valiente por mí que no hacerlo sería ir contra natura.
Te quiero. Desde que soñaba contigo antes de saber siquiera qué es querer, desde que me arropaban las ganas de encontrarte y me alimentaba de ellas para hacerle frente a un mundo que no nos trató bien a ninguno, desde que te vi, desde que sonreíste como si tú también me reconocieras.
Porque no tengo más opción que seguir tu estela, porque el hilo que nos une es más fuerte que nosotros mismos, porque somos de la misma materia, del mismo universo lejano, de las mismas ganas, del mismo amor.
Porque siempre fuiste tú...y siempre serás tú. Porque el mundo me daba miedo e hice de tu cuerpo mi tierra (y así siempre tengo mi hogar cerca).
Ahora y hasta que se nos acaben los días, que existas es motivo más que suficiente para seguir.

sábado, 23 de febrero de 2013

La (casi) despedida

Creo que mis ganas de escribir se están muriendo.
Últimamente todo son rendiciones, por cobardía, andar falta de fuerzas...o por comodidad.
A veces ansiamos un cambio, otras este nos sobreviene cuando no estamos preparados, yo lo único que sé es que necesito y necesito mucho.
No estoy muy segura de que las letras puedan salvarme. No tengo fe en ellas, ni en mí ni en que algo encaje de repente y la felicidad me alcance como una bofetada de brisa marina.
No sé. Llevo tiempo soñando con irme. Sé que lo único que quiero y que espero es correr.
Me gusta pensar que esto es sólo otro bache más para unirlo a mi lista de fantasmas vencidos, pero me siento tan derrotada que otra batalla me va a dejar sin posibilidad de unir mis pedazos.
Si no tengo nada que contar, ¿para qué escribir? Esta no es forma de encontrarme...no hoy, no como necesito.
Soledad en sábado noche y yo tecleando en vez de comerme el mundo.

viernes, 22 de febrero de 2013

El día en que al pájaro se le olvido volar

Estábamos hablando de cualquier cosa, en uno de esos días que las horas pasaban entre letras y yo aún tenía que imaginar cómo sería tu voz. Pensaba en ello habitualmente y cada vez la imaginaba de una manera; a veces decía cosas sin sentido, se le escapaban te quieros y me quería morir.
Éramos víctimas del autoengaño. Tú pensabas que estaba enamorada y a mí me gustaba pensar que sí, pero entonces te enamoraste y tuve que cortarte las alas. Yo te quería. Te quería y te odiaba por igual porque veía en ti los reflejos de mi estela y caías, caías una y otra vez en mis vacíos, agrandabas los huecos y te dedicabas a asesinar.
Me hacías daño y ese daño era adicción y esa adicción una mezcla de miedo y deseo. Tú eras eso que no debió existir pero con lo que continúo soñando.
Dijiste tantas cosas y de tantas maneras, que la ruptura era un hecho y el desplome un desastre anunciado. Te quitaste la armadura y confesaste: "quédate, escógeme, quiéreme". Lo gritaban tus letras, lo gritaban tus reproches y la forma en que decías otros nombres. Lo vi en tus otras chicas, en el sexo, en los besos, en los relatos para no dormir que me contabas de lunes a domingo.
Yo te quería, pero decidiste quererme... y ya no

jueves, 21 de febrero de 2013

Alba

Las mariposas escaparon por tu boca, nunca más podrán volver

Nació en invierno. Todos me contaron que el frío había ido desapareciendo la primera semana que vio la luz y parece que se le quedó dentro, porque siempre tuvo hielo congelándole las esquinas. Pinchaba y pinchaba mucho. Se te clavaba como las canciones del verano, como un primer beso que no tiene réplica, como cuando esperas un "sí" y el "no" se abre camino.
Nunca entendí de dónde había salido tanta escarcha, pero siempre tenía las manos frías; y daba igual cuánto se las acariciaras o te las metieras bajo el chaquetón, el tacto de su piel desnuda siempre dejaba cicatrices.
Yo la seguía con los ojos cerrados y me conducía a precipicios, a rotos y a dolores de corazón. Pero me gustaba su hechizo, las agujas en su pelo, la mirada de perdona vidas, el halo inmortal que la rodeaba...
Aún no tengo claro qué hacia en el parque la primera mañana que cambió el mundo, sólo sé que ella sabía que la estaba mirando y que su primer acto de crueldad fue robarme las palabras. Se acercó a mí en silencio y me besó en la mejilla, despareciendo entre el domingo, las hojas secas y mi corazón quieto.
Yo me había ido con ella. Mi yo tranquilo, mi yo feliz. Y la seguía y la seguía, atado como un perro. Y la amaba como se ama al llanto y al fracaso, de manera enfermiza y sobrenatural.
No dejé de pensar en ella, en su invierno, en las luces que escondía y en las sombras que ya adoraba. Y se fue.
Como la nieve, la lluvia, el viento y los días felices.
Se fue...y me dejó más vivo, tiritando.

domingo, 17 de febrero de 2013

1

Puedo ser yo.
Y dejar de fustigarme por ser yo y dejar de castigarme por no ser un poco más tú. Y quererme un poco porque me quieres y reírme bien alto porque te ríes. Y puedo elegir lo que quiero y siempre coincidimos por el camino. Y tú que me coges de la mano y me enseñas cosas que van conmigo o que huelen a ti. Y a ti te gusta lo que me gusta, porque tú quieres ser un poco yo. Y yo que no encuentro nada que tú deberías tener que ya no tengas. Y tú que redefines el esp(a)cial y me lo atribuyes. Y yo, que si es tuyo me lo tatúo a fuego

sábado, 16 de febrero de 2013

El cielo es infinito para el pájaro entre rejas

Ese dolor punzante cuando te vas, la asfixia. La certeza de que llegará un momento en que no vuelvas, ni por mí ni por nadie.
Y yo con ganas de gritarte "pero quédate. Quédate que te llevaré el desayuno a la cama y te traeré la tele si quieres y me quedaré a tu lado, me quitaré la ropa y me tendrás siempre así y yo seré tan tuya como quieras". Y todo lo que diga y todo lo que ofrezca será menos de lo que estoy dispuesta a arañarle al mundo por ti.
Es de esas cosas que admites de antemano. Que estás enganchada, dolorida, drogodependiente y ejerces de kamikaze una y otra vez. Que vives por otras vidas, otros sueños. Que sólo ansías una respuesta afirmativa que será la sentencia de muerte real. "Quédate".

Recuerdo a mi perro esperando tras la puerta, ansiando la llegada saltando a mis pies, moviendo la cola de alegría por primera vez en horas; y sé que soy igual de absurda. Esperando por ti y tendida frente al pomo, a ver si gira, a ver si me miras, a ver si te atreves a volver, que voy a echarte en cara que no vuelves. Pero siempre sonrío y salto a tus brazos, a tus labios, al contacto piel con piel. A la vida.

Es ridículo intentar explicarle a alguien porqué detrás de esta cárcel se esconde la libertad absoluta, porque me miran mal y me tachan de insana, pero tengo la absurda opinión de que soy más mía por saber de quién dependo y cómo conseguir zafarme de mi carga que todos esos que aún indagan por su motivo.

domingo, 10 de febrero de 2013

Oh, vulnerable

Si algo tengo, es que no sé cubrir mis emociones. No me sale quedarme quieta.
Desde que era pequeña, pongo cara de burro cuando algo no me gusta, cuando me dan besos que pinchan o tengo que probarme ropa.
Me gustaría tapar un poco tanta transparencia y volverme translúcida, porque si soy opaca, ¿quién me va a querer? Soy de lectura fácil, la comprensión ya es otra historia.Y es que, cuando estoy triste, lloro con la boca. Hago pucheros sin darme cuenta, tuerzo el labio y parecen dormíseme las comisuras porque no hay manera de enderezarlas.
Siempre he creído que soy un poco muñeca. De esas que pulsas un botón y tienen una reacción clara. De esas tan básicas que sólo necesitan que las mires de vez en cuando.

Tú siempre, siempre sonríes. Y si te pones un poquito triste, puedo contar con los dedos de una mano los segundos que tardas en decidir que ya llevas demasiado tiempo sin sonrisas.
Tú nunca te inmutas. Y, si lo haces, es para reír a carcajadas o hacerlo todo más grande, más bonito. Tú nunca pareces sufrir y yo amo ese mundo que sólo existe en tus ojos. Pero claro que sufres, ¿cómo no lo vas a hacer? Cada vez que tuerzo el gesto o no quiero devolverte los mimos, cada vez que me olvido de la paz...tú dejas de sonreír un poco (porque aunque lo hagas con la boca, te veo la tristeza en verde). Lo que no sabes, es que me basta mirarte para llegar al fondo, descubrirte vulnerable y ansiar por todos los medios que vuelvas a ser luz. Que yo sonrío porque como buena muñeca, necesito hacer a mi propio niño feliz.

Oh, vulnerable


Basta rozarme con la punta de los dedos y el espejo te muestra con mi corazón en la mano.

viernes, 8 de febrero de 2013

Cerca-lejos-cerca

A Maibaik, por recordarme mis propios motivos para hacer algo más que sobrevivir

Me he sentado a mirar cómo avanza mi cataclismo...aún no veo el final y eso me hace sonreír un poco. Quizá hoy no me rompa, no del todo.
Me observo desde fuera y quiero acariciarme. Y abrazarme bien fuerte y hablarme del pasado y recordarme el futuro y todo lo que quería hacer cuando aún creía en mí. Aún quedan semillas de toda esa ilusión que nacía por las tardes entre enlaces, folios y lápices con la punta medio gastada.
Yo siempre quise que me recordaran. Porque morir me aterra, porque quiero ser eterna. Yo siempre quise ser alguien. Nada destacable...pero alguien por quien sentir. Y mariposas y sonrisas y canciones y garabatos y cuentos y una madre y una hermana y una mujer que quiso y pudo.
Quiero ser un orgullo y aprender a no ser tan orgullosa. No dejar de quererte nunca en toda mi vida, pero, sobretodo, no dejar de quererme nunca a mí.

Hay días que arrastro los pies y luego vuelo. Por un beso en la nariz o un ataque de cosquillas. Creo en esa felicidad que dura un instante y pretendo obligarla a visitarme de lunes a domingo, un par de minutos, para hacerme mimos, para dejarme dormir.
No he dejado de sentirme capaz de dar cada centímetro por vivir de esto, de aquello, en tus ojos, de mí fe, aunque no crea en Dios.

Quiero darme una oportunidad. La más grande, bonita y buena que me va a dar la vida: vivir.
Yo seré esa persona con quien sueño y tú estarás ahí para ver cómo crezco.

martes, 5 de febrero de 2013

Magia

Es la primera vez que siento esto. Tu cuerpo es paz.
Me acurruco contra tu espalda y te abrazo fuerte. Me encanta como hueles.
Tu pelo y el hueco que hay para mi barbilla en tu cuello, mientras te lo beso y te susurro al oído que te amo. ¡Que te amo...! Como si no lo supieras ya.
Pero lo hago. No puedo dejar de hacerlo.
Estoy en casa.
Tu desnudez me estremece.
Pasar los dedos despacio por cada uno de tus rincones y encontrarme en todos ellos con la paz que no tenía, con las ganas, el cariño...calor.
Vivo entre tus vértices. Lamo tus pliegues y me encuentro deseando sentirte más, siempre más cerca.
Me miras de reojo mientras juego a unirte los lunares y puedo ver cómo sonríes. Bonito. Todo lo haces bonito.
Me siento como una niña cuando tu mano me busca tras las mantas. Me haces cosquillas recorriéndome despacio. Te quiero tanto
.

Creo en ti y en tu capacidad para cambiarme, porque contigo no pienso. Sólo amo...y amo mucho.

jueves, 31 de enero de 2013

Para dormir cuando no estés

Te miraba. Te miraba como si fueras a evaporarte y acercaba la mano hasta tu rostro con miedo, para comprobar si te ibas o seguías respirando tranquilo. Sonreía y cedía a arrastrar las yemas despacio, a observar tus facciones tranquilas, a contemplar la belleza en tus pestañas, tan largas, tan cargadas de sueños.
Yo quería ser por ti un millón de cosas.
Entonces me sentía capaz de acabar con todo y con todos, pero, sobretodo, inundada por una calma casi espectral.
En el silencio de la noche, te miraba. Te miraba como quien contempla una obra de arte, con admiración, abrumado. Te miraba con tanta ternura que debían arderte los mofletes de rubor. Te estaba desnudando el alma.
Siempre que dejaba de dormir por mirarte, me entraban ganas de hacer el amor.
De hacerlo lento, bebiéndote, memorizando paso por paso cómo llegar a tu cima, disfrutando de cada roce y viviendo por cada uno de tus lunares.

Yo aprendí a quererte mucho en noches como aquellas. A desearte, a querer cuidar de ti toda mi vida; pero me hice dependiente, casi adicta a mi insomnio.

Aquí estoy, esperando por nuestras noches eternas, por hacerlas reversibles, por volver al incendio.

miércoles, 30 de enero de 2013

Comienzos

Pienso en ello y aún me hace cosquillas. En la nariz, en la tripa y en el pelo, que fue el primer lugar donde posaste los labios.
¿Te acuerdas? De los nervios, el desconocimiento, las ganas y yo hablando a toda velocidad, contándote cada pasito pequeño que había dado y riéndome por todo porque jolín, ¡qué vergüenza!
Y tú. Tú mirándome como si te contara maravillas, como a la persona más interesante del mundo y yo sintiendo que no pintábamos nada allí, que no ibas a querer quererme. Pero querías.
Me dijiste que la gente tiene miedo a ponerle nombre a las cosas, al compromiso y a las caídas y yo asentí. No te asustaba ir en serio, pero tenías que sentir, sentir mucho. Y yo pensé que esa era la clave para que no pasara nada. Porque no era tan importante, ni tan especial, como para hacerte sentir esas cosas en 6 horas.
Pero las sentimos. Y tuve la necesidad de abrazarte mucho, de quedarme contigo. Y tú me besaste el pelo porque querías que me derritiera o porque quizá tú ya estabas al borde del deshielo. Y yo sentí cosas tan raras, tan nuevas pero tan familiares, que te estreché tan fuerte que casi te dejo sin costillas.
Levantar la cabeza y recibir besos. En los mofletes, que tanto te gustan, en la frente, en la punta de la nariz, en los labios, en la barbilla. Besos.
Y la sensación de que había derribado una muralla y conquistado un gran castillo. Euforia.
Me temblaban las piernas, ¿sabes? Creo que esa fue la primera vez que me convertiste en flan, pero lo cierto es que sigo temblando, sigo ansiosa, volviéndome idiota, riendo sin parar y deseando seguir conservando esta magia toda mi vida.

sábado, 26 de enero de 2013

Desnudo

Me veo en la necesidad de contaros un secreto y es que yo una vez fui sólo frágil.
Me gusta ocultarlo tras mi felicidad aparente, pero a ratos me saluda ese pasado tan cruel y me lo susurra al oído, para que lo tenga presente y me duela un poquito.
Yo sin dolor ya no sé y hubo un momento en que toda mi vida fue una mancha.Y el fuerte no sé dónde estaba, pero nunca vino de visita ni me cogió de la mano. Quizá me esperaba en el piso de arriba y necesitaba que diera el paso sola, pero el caso es que, vulnerable como estaba, tuve que sobrevivir.
Y yo ni tenía magia ni era bonita ni sonreía tan grande. Yo no hacía nada, pero solía sobrevivir. Sobrevivirle al mundo y a mis escasas fuerzas, a la necesidad, al vacío, al abandono.
Yo una vez me caí...y no supe levantarme.

Estuve un rato muerta. O quizá fuera una eternidad y esta es mi reencarnación, más libre y serena. El caso es que dejé de estar, dejé de ser y dejé de sentirme cerca.

Arrastrando los pies y repitiéndome lo que tantas veces me habían dicho. Yo no era suficiente ni para mí ni para nadie.

No era nada, no pertenecía a un todo. No había esp(a)cial ni luces ni releía cada dos meses Alicia en el País de las Maravillas.

Había quedado sepultada entre recuerdos de falsa felicidad y me ahogaba la certeza de saber que jamás podría ser nada sola. Porque yo no valía, porque no era suficiente.

Y qué doloroso y vacío estaba el mundo...y cuánto me costó descubrir que era yo quien lo vaciaba en mis ansias por ver solo una opción. Esa que me enseñó que yo no era nada.

Erré. Y aprendí a acertar cuando me di cuenta de mi fallo.
Sonreí ante la certeza de que yo lo era todo y mi problema era en realidad mi solución. Aprendí de mí y comprendí que la mejor manera de conseguir sonrisas era sonriendo primero.

domingo, 20 de enero de 2013

Eso que te escribí mientras dormías

Notar cómo pasean por mis mofletes tus dedos. Saben de sobra el camino a seguir y se pasan por los labios y vuelven a trazar círculos sobre mi espacio. Tratan mi superficie como el cristal más delicado, pese a conocer todo lo que soy y saber que esa dulzura es la que de verdad me rompe.
Abrir los ojos despacio y ver tu mano aún sobre mí, tu cara muy cerca, tu mirada muy fija, tu boca, muy curva. Y qué feliz pareces y qué bonito te veo. Y susurras: "vuelve a dormir, mi vida". Y quiero verte. Recordarte tan protector y tan delicado, tan precioso, tan cercano. Pero me besas la frente y me rindo. Me revuelvo un poco entre tus brazos, acomodando mi nido, haciendo míos tus huecos. Y caigo. Caigo en ti y de ti a Morfeo.
Te quiero.
No sé si sueño o simplemente te veo. Despierta, dormida o por dentro. Desde antes de saber cómo eras e incluso después de conocer a cientos. Te veo.
Resplandeciente entre multitudes. Increíblemente humano.

Me gusta rendirme ante ti. Caer vulnerable...y sonreír mientras duermo.
Me gusta sentir que puedo dejarme llevar, que no hay peligro, que vas a cuidarme, a quererme y que yo sabré darte lo mejor.
Esto que haces. Y que es tan bueno, tan de verdad, tan pleno. Y qué bonito, mi vida. Qué bonito lo vuelves todo.

Sé que ahora estás durmiendo y que no puedo devolverte las caricias que me has dado mientras preferías la vigilia por observarme tan pequeña, pero te regalo este gesto, que igual te roza, que igual te cala o al menos te hace ver lo que daría por colarme en tu cama, observarte de cerca, besarte las comisuras y velar por tus sueños. Crear los más bonitos para ti y asegurarme de que llegan dentro. Situarme a tu lado...y abrazarte bien fuerte cuando te alcance algún sueño malo.

Buenas noches, mi pequeño

miércoles, 16 de enero de 2013

Pequeño gigante

Quiero ser la persona más grande del mundo.
Colosal, inmensa, ocupar el Universo.
Quiero crecer, a lo alto y a lo ancho, para llenarte entero, para colmarte con una sonrisa.
Quiero ser por ti tantas cosas, que he perdido la cuenta; y tú sólo dices que soy todo. Lo mejor, lo más grande, colosal, inmensa...y que ocupo tu Universo. Y una parte de mí sabe que todo lo que dices, que todo lo que escribes, que la manera en que lo besas, es la verdad más grande, más consolidada, más mía.

Cuando me siento bien, soy muy cursi. Y sé que eso te hace feliz y si eres feliz...me pongo más cursi aún.
Me gusta cómo te sonrojas y acabas mirándome como si fuera todo eso que quiero ser, como si no existiera nada más perfecto, más real, que desearas más. Dices que tienes suerte.
Y yo pienso: "jolines, entonces, ¿qué tengo yo?".

Nunca me había sentido tan completa, tan saciada, ni tan vacía, con tanta necesidad.
Nunca me había puesto nerviosa antes de cada cita ni habría imaginado escena a escena qué íbamos a hacer y cómo me sonreirías y nos derretiríamos poquito a poco. Siempre das más.
Eres más, dices más, amas más fuerte.
Y siempre potencias mis ganas de ser mejor, la más grande del mundo, colosal, inmensa, de ocupar el Universo.

Te quiero. Te quiero. Te quiero. Y no sé hacer más que quererte tanto que me duelen las costillas.
Tú siempre tendrás hueco. En mi corazón, mis domingos, mi cama y mis sueños.
Tú. Y siempre tú.
Astromántico...esp(a)cial.

martes, 15 de enero de 2013

Días de naufragio, reencuentro

Esos días que estás sensible y sólo quieres llorar y...necesitas un abrazo.
Y cuando te lo dan lloras más, como si romperte fuera el verdadero resultado, la verdadera solución.
Esos días que sientes que nada puede ir bien, pero él siempre hace que todo vaya bien, que todo sea bien, que te vuelvas una mujer nueva. Y antigua y verdadera. Sin rotos.
Me rompe. Me cura.
Y creo que lo único que quiero, que espero, que necesito, es esa caída. Esa que se hace carne en un abrazo. Esa que es magia, esa que es amor.
Yo sólo quiero que estés ahí, para darme la oportunidad de caer, para demostrarme que aún puedo (que siempre podré) levantarme, porque soy fuerte. Porque me haces gigante.

lunes, 14 de enero de 2013

La magia se toma un descanso

Normalmente estoy triste. Naturalmente, soy triste.
Quizá siempre me llueva dentro o no me acostumbre del todo a ver llover.
Pero llueve.
Y pierdo las ganas y decido llover.
Me escondo, me inundo y adiós a todo aquello que prediqué ayer.
¿Dónde está la magia y por qué se ha ido justamente hoy de vacaciones?
Estoy cansada de estar sola, pero no sé convivir con ella,
Y yo sólo quiero que me arrope, que me quiera,
Pero se va...
Porque no quiere quererme, porque no sabe sin descansar.

domingo, 13 de enero de 2013

Astromántico

Pensé "te voy a escribir algo bonito".
Porque te lo mereces, porque eres precioso, porque sonrío. Y eso ya te hace enorme, indispensable, mágico, eterno.
Pensé "voy a escribir para ti". Y me di cuenta de que desde la primera letra todo se quedaría pequeño, hueco, frío y no podría siquiera dibujar tu silueta y nadie saborearía tu forma de acariciar. ¿Y por qué aún te escribo?
Quizá porque eres mi motivo para escribir. Para seguir latiendo.
Cuando me has tomado el pulso y se notaba tanto, quizá que tus dedos me rozaran el cuello influía sobremanera.
Eres tú. El motor y las ganas. Tú.
Y esa carita que se pierde entre las sábanas y se vuelve a encontrar sólo para acariciarme y recordarme que está, que estará, que cualquier día malo es sólo un trámite para llegar a la sonrisa que vas a provocarme.
Joder, cuánto te quiero.
Y no estoy escribiendo nada bonito, pero no quiero pararme, ni redactar ni borrar, ni censurar ese "joder" que se me ha escapado; sólo quiero decirte (a ti y a quien me quiera leer) que siento ganas de vivir lo máximo posible para dedicar cada segundo a amarte como loca.

domingo, 6 de enero de 2013

Los domingos traicioneros.

Recuerdo el día que me dijiste: "soñé que no tenía manera de localizarte y...tuve miedo. No quiero perderte". Y, sin embargo, me has perdido.

Siento con el tiempo, que te echo de menos como si hubiera perdido una oportunidad.
Busco la tragedia que ibas a provocarme, las heridas, las partes de mi cuerpo donde tus huellas podrían seguir ardiendo.
Una parte de mí, necesita tu cataclismo.

Me dijiste tantas cosas y te volviste tan drástico. Dramático, incomprensible, entrometido...creo que aún no lo sabes, pero te enamoraste de mí.
Cuando entendiste que estaba aprendiendo a vivir, a querer sanamente, a supurar los daños. Cuando comprendiste que sin ti aún podía, que no habías conseguido volverte tan grande como para romperme el corazón.
Te enamoraste de la imposibilidad de convertirme en otra cara que exponer en tu galería y fui la primera de una lista de derrotas, de fracasos, cuando mancillé tu ego impoluto.

Yo...recuerdo cuando pretendías que te siguiera ciegamente y cuando estaba dispuesta a hacerlo.
Cuando soñaba con tu tacto y con ser drásticos, dramáticos, incomprensibles, entrometidos...

Creo que te recordaré siempre los domingos traicioneros.

viernes, 4 de enero de 2013

La aceptación es el primer paso

Me gustaría pasarme la vida acariciándote.
Recorrerte con los dedos.
Dejar de lado lo demás y basar mi vida en estos momentos. En tu tacto, en tu olor. Mantener la nariz pegada a tu pecho.

Yo quisiera, de verás, no prescindir de ni un sólo beso.
Enmarcarlos uno a uno y volvérmelos a unir a los labios cuando te echara de menos.
Tener siempre un pedacito de nosotros bien cerca y poderme abrochar la felicidad como una chaqueta.

Si pudiera, elegiría necesitarte tanto o más.
Y sentirme vacía, porque luego me llenas. Me rebosan las sonrisas y estallo en carcajadas...y siento que floto, que puedo. Me haces sentirme viva.

Si lo hacemos bien o mal es lo de menos, si no sé sentir sin depender, ya no importa.
Nací para ti y sólo quiero ser contigo

miércoles, 2 de enero de 2013

Cuerpos brillantes

Me gusta enamorarme al menos una vez por semana.
Descubrir alguien que me hechiza y seguirle la pista. Beberme todo lo que haga y empaparme de esa magia.
Flechazo. Conexión. Empatía.
Hombre. Mujer. Fotografía. Letra. Pintura. Dibujo. Canción.
Amor puro, verte reflejado en otro ser, sentirle tan cerca de ti que casi puedes rozar sus costillas.
Te atraviesa y te capta.
Arte. Amor a grandes rasgos