lunes, 11 de junio de 2012

Carta a mí, a ti...a nadie

Hola, Raquel.
No voy a preguntarte qué tal estás porque yo soy tú y tú eres yo. Y esto no es más que otra de tus tonterías (que no sirven de nada, pero te empeñas en intentar).
Recoger tus pedazos empieza a cansarme. Intento ser comprensiva y darte margen para que te hagas fuerte; pero no sales a flote...y tienes que salir.
Espabila.
Deja que la gente siga su rumbo y aléjate de las heridas, aléjalas por más que te duela. Amistad es otra cosa, Raquel...date cuenta ya, joder.
Tú y yo sabemos (y el mundo, porque das mucho el coñazo), que tienes a la persona con la que llevas soñando toda tu vida justo al lado. Aférrate a él.
A su sonrisa cansada de lunes por la mañana, a los despertares abrazados, a los gusanitos en la estación y a la risas que provoca con sólo ponerse serio.

En tu lista de prioridades siempre han estado las cosas claras. No las cambies, eso está bien.
No te olvides de luchar, de ser la chica más fuerte del mundo. Porque él confía en ti. Y tu familia, Pats, Yu, Marta...¿para qué quieres más?
Respira. No te equivocas tanto, sólo tienes que volver a hacer lo que necesites sin miedo a que hablen o consigan hacerte daño.
Si él lo aguanta, ¿por qué yo no? Vamos a conseguirlo, es evidente.

Sólo 3 semanas más. Puede que el comienzo del final o otro punto más en el camino.
Date margen, ten paciencia, sigue sonriendo. Quiérete.
Camina con la cabeza alta porque eres tan grande que el mundo no resulta suficiente.

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