Siento un escalofrío mortal.
En la ausencia, en compañía y mientras duermo. Espasmos y despertares. Silencio.
Algo no para quieto; va agujereando vísceras y sueños. Mezcla realidad y ficción y acaba con mi identidad, dejando sólo materia.
Y yo no sé cómo existo. Se me ha olvidado el proceso, pero sigo haciéndolo (de manera arbitraria, desordenada, mustia), cada día se me da mejor limitarme a la existencia.
Vivir es demasiado complicado y las ansias retuercen el proceso.
Me desenreda que sonrías y después me ata nudos dobles.
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