martes, 21 de agosto de 2012

Fascinación mutua

Ahora comprendo ciertas cosas.
Verás, disfruto en mis carnes que nadie nos entienda.
A veces me pregunto qué hay de maravillosa en nuestra concepción del mundo, porqué me fascinan las rutinas, porqué después de destrozarnos nos queremos aún más. Lo cierto es que no tengo respuesta a ninguna pregunta que tenga relación con lo que somos.
"Pareja" no suena aproximado.
Tú eres un cúmulo de rasgos que no encajan. Fuerte/débil y dulce/despreocupado formando una ecuación perfecta. Y yo...indefinible producto del verano, enajenación mental.
Juntos explotamos.
Limamos piezas hasta encajar y de tanto rozar, salen nuevos picos. Rascamos, rascamos y logramos volver a conectar. En bucle y doliendo.

Somos dos casi siempre y somos uno todo el tiempo.
Siempre hemos sido la misma persona. La misma que llora, que late, que ríe a carcajadas -y con todas las vocales-, que se sienta a ver dibujos animados y fantasea con una felicidad que nunca alcanza. Utópicos, caleidosféricos. Sonrisas en viernes, enfados en sábado.

Somos un fin de semana en la cama. Uno de esos de caricias, de ruegos en silencio, de miradas usando las manos. Somos. Somos dos.

La puerta escondida al mundo que quiero.


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