domingo, 3 de marzo de 2013

Me ayudas a vivir, porque sobrevivir es demasiado malo

Te has despedido de mí y casi me come el sueño. Hasta ese milagro consigues...acabas con el insomnio.
Te creo capaz de cualquier cosa, logrando cada deseo por grande y lejano que parezca, comiéndote el mundo de un bocado y aún con fuerzas de comerme a mí.
Te admiro mucho. Desde que te abracé entre las horas muertas de octubre y me decidí a mantenerte cerca el resto de mi vida. Me has enseñado tantas cosas y has sido tan valiente por mí que no hacerlo sería ir contra natura.
Te quiero. Desde que soñaba contigo antes de saber siquiera qué es querer, desde que me arropaban las ganas de encontrarte y me alimentaba de ellas para hacerle frente a un mundo que no nos trató bien a ninguno, desde que te vi, desde que sonreíste como si tú también me reconocieras.
Porque no tengo más opción que seguir tu estela, porque el hilo que nos une es más fuerte que nosotros mismos, porque somos de la misma materia, del mismo universo lejano, de las mismas ganas, del mismo amor.
Porque siempre fuiste tú...y siempre serás tú. Porque el mundo me daba miedo e hice de tu cuerpo mi tierra (y así siempre tengo mi hogar cerca).
Ahora y hasta que se nos acaben los días, que existas es motivo más que suficiente para seguir.

1 comentario: