domingo, 9 de diciembre de 2012

De cómo nos volvimos esp(a)ciales

El frío espacial cala huesos.
Cuando vas navegando entre universos, la ausencia viaja entre tus costillas.
Íbamos flotando. Y no era bueno. No había nada bueno en aquella inmensidad.
A veces, me acariciaba la tripa, hambrienta de caricias; otras, me rugía el alma, llamando a los besos en la nariz(de esos que hacen tantas cosquillas que te dejan la sonrisa cerca cerca de las orejas).
Me dedicaba a hablar conmigo de cómo me había ido el día. Nunca tenía nada interesante que relatarme y, con el tiempo, terminé olvidándome de cómo contar un cuento.
Siempre necesitando cosas bonitas que llevarme a la boca y siempre encontrando pedacitos de hielo que apilar en el corazón.

Mirando desde arriba, la gente parece siempre enfadada y creo que terminé enfadándome un poco también.
Me enfadé tanto que se me hincharon los mofletes y, convertida en globo, perdí el rumbo recto que llevaba.
Dando vueltas como una peonza, caí sobre otro ser esp(a)cial.

1 comentario:

  1. "Siempre necesitando cosas bonitas que llevarme a la boca y siempre encontrando pedacitos de hielo que apilar en el corazón."
    No sé por qué pero esa frase me ha calado.
    Yo tengo una amiga que dice tener el corazón de hielo, pero a veces olvida que el hielo se derrite. Y que no podemos dejar que se derrita con cualquiera, sino con nuestro Sol esp(a)cial... Le recomendaré tu blog :)
    Muy lindo, bonita.
    Besis de chocolate y con forma de corasó (para que puedas llevártelos a la boca).


    M.

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