Me siento desnuda si no me tocas, es cierto.
Como si me faltaran pedazos, como si pudiera consumirme en cualquier momento.
Y es que tú me demostraste que soy frágil, desenvolviste mis capas y te colaste donde duele. En la ausencia y la presencia, te deseo.
Por encima de cualquier cosa que pueda anhelar y de los vacíos que traía ya puestos; de mi maleta cargada de inseguridad y mis taras...malditas taras. Por encima de los que se han ido para no volver y de los que volverán sin ser llamados, yo espero por ti y corro por ti.
Esta vulnerabilidad disfrazada de dependencia me causa problemas y me colma de alegrías. Es saber que puedo, que sé sentir, lo que me eleva y me apaga.
Te echo de menos. En cuanto dejo de rozarte, me congelo
En cuanto dejas de tocarle, te vuelves arte. Y mueres de frío.
ResponderEliminarM.