viernes, 8 de febrero de 2013

Cerca-lejos-cerca

A Maibaik, por recordarme mis propios motivos para hacer algo más que sobrevivir

Me he sentado a mirar cómo avanza mi cataclismo...aún no veo el final y eso me hace sonreír un poco. Quizá hoy no me rompa, no del todo.
Me observo desde fuera y quiero acariciarme. Y abrazarme bien fuerte y hablarme del pasado y recordarme el futuro y todo lo que quería hacer cuando aún creía en mí. Aún quedan semillas de toda esa ilusión que nacía por las tardes entre enlaces, folios y lápices con la punta medio gastada.
Yo siempre quise que me recordaran. Porque morir me aterra, porque quiero ser eterna. Yo siempre quise ser alguien. Nada destacable...pero alguien por quien sentir. Y mariposas y sonrisas y canciones y garabatos y cuentos y una madre y una hermana y una mujer que quiso y pudo.
Quiero ser un orgullo y aprender a no ser tan orgullosa. No dejar de quererte nunca en toda mi vida, pero, sobretodo, no dejar de quererme nunca a mí.

Hay días que arrastro los pies y luego vuelo. Por un beso en la nariz o un ataque de cosquillas. Creo en esa felicidad que dura un instante y pretendo obligarla a visitarme de lunes a domingo, un par de minutos, para hacerme mimos, para dejarme dormir.
No he dejado de sentirme capaz de dar cada centímetro por vivir de esto, de aquello, en tus ojos, de mí fe, aunque no crea en Dios.

Quiero darme una oportunidad. La más grande, bonita y buena que me va a dar la vida: vivir.
Yo seré esa persona con quien sueño y tú estarás ahí para ver cómo crezco.

3 comentarios: