lunes, 25 de marzo de 2013

Echo de menos tu olor, la forma en que me miras, darte las buenas noches cuando te veo caer poquito a poco, rendido al sueño, entre mis brazos. Pasear de la mano y enterrar la cara en tu pecho, avergonzarme con cualquier piropo y reír de puros nervios. La emoción cuando suena el timbre y ese primer beso (que es una mezcla de ganas, timidez y desconcierto) al que le sigue conducirte hasta mi cuarto, hasta mi cama, e ir desnudándote despacio, deteniéndome en tus rincones, sacándote sonrisas y bebiéndolas de tus comisuras.
Me alimento de momentos así.
De la calidez de los abrazos eternos, de tu presencia, que sigue anclada en las paredes de mi casa, en mis costillas, que se queda pegada a yemas que se rifan cuál te rozará primero.
Necesito de tus cosas bonitas y de esas que me hacen enfadar y de la forma tan sencilla que tienes de arreglar el mundo con esos ojitos verdes y ese aire de niño grande. Sabes ser el mejor sin esforzarte y llenar los huecos y hacerte tu propio rincón (rincón donde dormito cuando no estás, rincón al que me aferro porque contiene gestos y el tacto piel con piel).
Al único sitio al que pertenezco es a tus vértices, a tus ganas, tus desafíos, a tu clavícula, a tus piernas que me buscan para convertirnos en un amasijo de deseo y miedo que todo lo cura, que nos vuelve eternos.
Sin ti, las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las de ayer

2 comentarios:

  1. Echar de menos es tan feo..
    Pero si no se echa de menos, esa sensación tan indescriptible de volver a verle no existiría y qué pena, con lo bonita que es.

    Brrrrrrrrr qué bonito es tener una casa en los brazos de alguien.

    mimos

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  2. Sin ti, las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las de ayer... con esta frase muero de amor, es tan cierta!

    Besis!

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