miércoles, 7 de marzo de 2012

Había una vez...

Nació cuando el verano estaba apunto de abandonarnos, se gestó al ritmo de Europe y siempre tuvo claro que no quería ser como los demás.
Era un imán para los problemas que se empeñaba en fingir tranquilidad. Alta y grácil, transparente para aquellos incapaces de entender que el mundo es más que lo que vives, que hay oportunidades en cada acera, que la música y los sueños van de la mano.

Se cortó el pelo en un arrebato, nunca le había gustado notarlo caer espalda abajo.
Sonreía poco, pero era difícil de olvidar. Tenía adeptos y obsesos para los que tocaba la guitarra en el local más cutre de la ciudad; pero sus ojos y su cuerpo iban detrás de una melena rubia, incondicionalmente suya desde que la vio ondear.

Pantalones de cuero, camisetas ceñidas del grupo de turno, la pulsera de Natalia, marcando pertenencia. Ojos grises, mirada azul, vodka como aire, mañanas de desconocimiento en la cama de agua compartida por punks sin nombre.

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