martes, 20 de noviembre de 2012

B

Cuando me abrazas fuerte, siento que puedo dejarme ir.
Entiende que prefiera dormir entre tus brazos a hacerlo sola y abrazarme a mí.
Me gusta sentir cómo sube y baja tu cuerpo, acariciarte y que cada vez que te despiertes me des un beso (y nos volvamos a dormir).
Me gusta remolonear contigo, me gusta el silencio y me gusta llorarte en el hombro y sentir que puedo, que crees en mí.
Me gusta intuir tu sonrisa en la oscuridad y no dejarte dormir para sacarte la última carcajada.
Me gusta cuando nos quedan sólo 5 minutos y pretendes parar el tiempo y besarme mucho y prometerme que me vas a echar de menos.
Dar vueltas en tu cama y asegurarme de que dejo un buen recuerdo, de que cuando notes que huele a mí, necesitarás más que eso.

Adoro ser entre tus manos y no formar parte más de esa cruda supervivencia.
Somos dos. Somos uno.

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