lunes, 30 de enero de 2012

Ausencias necesarias

Me duele todo, se me cierran los ojos. La habitación está a oscuras y hay bocetos por todas partes, mi despertador sonará dentro de 4 horas y media y siento que el cuerpo va a fallarme de un momento a otro.
Estoy cansada, pero en cuanto me acueste pensaré en todo eso que he estado evitando a lo largo del día entre lápices y tinta.
No quiero echarte de menos...no quiero en absoluto necesitar hablar contigo, pero eras mi rutina de lunes a domingo. Diciendo estupideces, compartiendo tonterías...y ahora estarás durmiendo porque siempre madrugas "para limpiar"...
Te conozco como me conozco a mí, a veces ambos nos sorprendemos resultando más infantiles de lo que solemos ser, detrás de nuestras capas y capas de madurez auto-impuesta.

Siempre he pensado que Marta y tú eráis dos partes de mí totalmente imprescindibles...huecos de calma en los que resguardarme cuando el tiempo me ponía demasiadas trabas.
48 horas sin decir una palabra y ya me siento tonta otra vez...
Tu música, tus películas de pensar, esos gifts absurdos que sólo te hacen reír a ti, las competiciones por llamarnos cosas cada vez más ridículas...Leviriet y el pájaro-que-da-cuerda.

No sé si empezar a llamarte Tom yo también...todo por prescindir de tu nombre, por no necesitar tus mentiras

No hay comentarios:

Publicar un comentario