miércoles, 25 de enero de 2012

Me matan las ganas

A veces te imagino con claridad tirado en la cama, a mi lado. Me miras mientras te apartas el pelo, sonríes y cierras los ojos, tu mano se aproxima a  mi cuerpo.
Me rozas el costado con la punta de los dedos y el aire mismo absorbe el escalofrío.
Se me levanta un poco la sudadera y la piel desnuda responde a tu tacto, obligándome a girar y contemplarte de lleno. Dibujo tu rostro con las manos y automáticamente se te abren los ojos y tu fuerza despierta, tirando de mí hasta que quedo encima, desconcertada y perdida, preguntándome dónde quedó la pasividad.
Tu boca me recibe y tus caderas me acogen, pantalones y demás esparcidos por el suelo.

Nos limitamos a bebernos deprisa, sin perder el tiempo en detalles tontos; sin timidez ni medias tintas, ¿para qué más?
No hay sonido, sólo tu respiración que se acelera y se entrecorta.
Nada sabe mejor que tu cuerpo, centímetro a centímetro sin dejar un rescoldo siquiera sin besar...

Como anoche, sigo teniendo ganas de comerte a ti más que al mundo

No hay comentarios:

Publicar un comentario