domingo, 15 de enero de 2012

Exigencias del guión

Si me preguntas qué hacía ayer a estas horas no sabría responder. Ni el día anterior tampoco, ni el anterior.
Lo cierto es que he estado vagando sin rumbo, esperando encontrar algo que me motivara, que saliera de absolutamente cualquier parte. La procedencia daba igual, sólo buscaba un resultado.

Y he indagado en todas partes, le he preguntado a toda la gente que tiende a entenderme cuando lleva unas cuantas copas de más; y el Sábado me dijo que me fastidiara y buscara yo solita mi camino.
Que dejara de hablar con Alicia y ese gato tan raro, que parara un momento la reproducción automática, que me levantara de la cama (¡ja! justo cuando sonaba "I'm only sleeping") y me desayunara el orgullo, que te buscara y capturara tu sonrisa y que jugara con ella hasta que fuera contagiosa, ¡y vaya si lo fue!
Me dijo muchas cosas, pero yo sólo escuché las que me interesaban y enredé hasta que sonaron todas a azul.
A veces es sencillo que suene bonito si tengo a Los Beatles de fondo, otras tengo que trabajar más y hacerle una visita al Pájaro-que-da-cuerda y que me diga y que me dé razones por las que cambiar el mundo.

Pero al final siempre lo consigo después de hacerme la derrotista un poco.
Cuando llevo horas peleando conmigo, me asusto y me río y decido que sí, que es hora de despertarse y seguir bailando.

Bienvenida/o al desastre, no puedo prometer que sea siempre bonito (porque yo sólo soy bonita a ratos), pero la prosa y yo nos llevamos de vez en cuando y me dejará estirarla para hacerte sonreír.

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