Acuna al pajarillo y le da cobijo, atiende a sus confesiones, se desliza sobre sus faltas. Mantiene a distancia a las tinieblas, sobrevive a sus sátiras; conoce sus huecos y los tapa con plumas nuevas cargadas de luz.
Regala el alma al chico caído, acaricia su pelo negro y se lo aparta de los ojos. Le devuelve la vista, le confiere esperanza.
Leviriet y sus secretos, sus debilidades, sus fortalezas. Sus manías de chica normal disfrazada de heroina.
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